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La muerte más impactante de The Boys

Parecía una especie de competición entre los guionistas para ver quién imaginaba la burrada más gorda

Imagen promocional de la cuarta temporada de The Boys en Amazon Prime Vídeo.

Imagen promocional de la cuarta temporada de The Boys en Amazon Prime Vídeo. / INFORMACIÓN

JOSÉ ANTONIO MARTÍNEZ PERALLÓN

Superado el ecuador de la cuarta temporada, The Boys nos ha ofrecido esta semana una de sus muertes más impactantes. Y esto no es cualquier cosa para una serie que nos ha mostrado de maneras muy gráficas de qué manera una persona con superpoderes puede acabar con la vida de alguien. Parecía una especie de competición entre los guionistas para ver quién imaginaba la burrada más gorda. Hemos visto cabezas reventandodesmembramientos de todo tipo y litros y litros de hemoglobina salpicándolo todo como si estuviéramos viendo una película de terror de Sam Raimi. Cuanto más bestia fuera la forma de morir del personaje en cuestión, mayores serían las carcajadas del respetable. Por eso, no deja de ser destacable que esta semana nos hayan sorprendido con una de esas bajas que nos han dejado con la sonrisa congelada y la sensación de que, detrás de toda la mala bala y la sal gorda, a veces los guionistas pueden tener su corazoncito. Naturalmente y antes de seguir leyendo, es conveniente avisar de que vienen spoilers para todos aquellos que no estén al día con la serie de Amazon Prime que parodia las ficciones de superhéroes de Marvel y DC.

Además del esperado momento en que el argumento de esta cuarta temporada confluye con el final de la primera de Gen V, el spin off de la serie con superhéroes adolescentes, esta semana hemos tenido la impactante muerte del padre de Hughie Campbell. El personaje interpretado por Simon Pegg estaba en la trama prácticamente desde el primer episodio, configurando un secundario de lujo cargado de simbolismo entre el fándom friki. Conocí al actor en la comedia zombi Shaun of the Dead (juego de palabras que aludía al Amanecer de los muertos y que en España se tradujo como Zombis Party). Junto con su compañero de reparto Nick Frost y el director Edgar Wright fue elevado a los altares en el mundo de la cultura popular. La militancia del actor con algunas de las principales franquicias de ciencia ficción y del mundo del cómic le había convertido en una eminencia. Su presencia en el Star Trek de Abrams era una especie de sello de calidad. Pegg en The Boys había venido a ser algo como una brújula moral para Hughie (Jack Quaid), en contrapeso con la brutalidad de Carnicero (Karl Urban). El bueno de Hugh apenas había tenido participación en esta última temporada, que se la había pasado en coma en el hospital tras sufrir un ictus. En un momento de debilidad, su hijo se decide a administrarle una dosis del Compuesto V, la sustancia que la malvada corporación Vought usa para fabricar superhéroes.

Tras las tópicas dudas morales, la fórmula acaba en el organismo del enfermo. En un primer momento, todo parece ir bien y Hughie parece haber recuperado a su padre en sus momentos más felices. La cosa no tarda en torcerse y en convertirse en la pesadilla que todos esperábamos y el protagonista se ve obligado a practicarle una eutanasia al estilo de la casa. Un momento impactante tras el que ya no echamos tantas risas y viene a ser otro de esos guantazos emocionales que viene soportando el bueno de Hughie desde el primer episodio. A estas alturas del show ya no tenemos ninguna duda de que aquí no habrá ningún final feliz para nadie.

Aunque en las semanas previas a este momento, esta cuarta temporada ha estado marcada por las críticas de los de siempre, que quizá han reconocido el discurso que usan los fanáticos seguidores de Los Siete. Teorías de la conspiración y fake news que suenan muy similares a las que tenían en su discurso aquellos que asaltaron el Capitolio con pieles de bisonte. The Boys siempre ha sido una serie política, en la que se han mofado de la ultraderecha norteamericana. Parece ser que esta vez han sido tan evidentes las conexiones entre realidad y ficción para que algunos hayan identificado su discurso entre las líneas de diálogo. La polarización en la sociedad estadounidense se ha trasladado también a la ficción y, para rizar el rizo, ya hay quien le ha puesto la etiqueta de woke.

 Hace poco Anthony Starr, el actor que encarna a esa mezcla corrupta entre Superman y el Capitán América que es El Patriota, se sorprendía de que haya quien le dijera que en persona no se parecía a su papel televisivo. «Vaya, pues muchas gracias, porque es un psicópata asesino. ¿Y por qué tenía que parecerme a él?», vino a decir más o menos. Temporada a temporada hemos visto a un Patriota cada vez más descontrolado y ni sus propios jefes pueden mantenerle a raya. Aunque le vemos preocupado por el inicio de su transición a la edad madura y su recién asumida paternidad, sigue siendo el de siempre. Sus momentos de crueldad nos ofrecen algunas de las escenas más hilarantes. Apenas quedan ya tres episodios para que acabe esta entrega y ya está confirmado que la quinta será la última. Tendemos bajas tan dolorosas como la de Hugh con toda seguridad mientras llega la despedida.