El destino de nuestro Sistema Solar es la extinción absoluta

El nacimiento, la formación y la muerte. Las estrellas tienen un ciclo vital, al igual que nosotros. Es por ello por lo que todas llegan tarde o temprano a su final, muriéndose y convirtiéndose en enanas o directamente en agujeros negros. Este proceso se ha visto en varias ocasiones en distintos contextos. Sin embargo, ahora se ha visto cómo podría afectar a un Sistema Solar como el nuestro.

Un grupo de investigadores ha encontrado una enana blanca a 6500 años luz de distancia de nuestro planeta en el que orbitan planetas muy similares a los nuestros. Concretamente uno muy similar a Júpiter. La situación de esta enana blanca representa claramente cuál es el futuro de nuestro planeta y los de nuestro entorno dentro de, aproximadamente, 5 mil millones de años.

Así es como evoluciona una estrella hacia su destino fatal: el de convertirse en una enana blanca. Esto supone la muerte de la estrella y la pérdida paulatina de su poder. Los planetas con órbitas externas lo tienen mucho más fácil para sobrevivir a estas situaciones. Sin embargo, la Tierra lo tendría mucho más complicado para sobrevivir y para esa época - si no nos hemos extinguido ya - tendríamos muy difícil la posibilidad de sobrevivir en un mundo gélido que quedaría desamparado sin la protección de los rayos del sol.