Investigación

El vuelo Atenas-Palma intervenido por la policía podría estar conectado con una trama de tráfico de personas en Grecia

En noviembre de 2023 se desmanteló una red que introducía inmigrantes irregularmente a través del país heleno y Bélgica

Con los agentes de policía dentro de la aeronave se detectaron dos pasajeros a los que se llevaron detenidos, después se hizo bajar del avión a todo el pasaje.

Con los agentes de policía dentro de la aeronave se detectaron dos pasajeros a los que se llevaron detenidos, después se hizo bajar del avión a todo el pasaje. / DM

Jordi Sánchez

El caso del vuelo Atenas-Palma en el que al menos seis pasajeros trataron de colarse en el avión de forma irregular podría estar relacionado con una red de tráfico de personas en Grecia. Dos personas fueron expulsadas de la propia aeronave por ir "sin la documentación de viaje correcta", mientras que otras tres fueron detectadas en la sala de embarque y no se les permitió subir al avión. Para encontrar al último viajero irregular se tuvo que desembarcar a todo el pasaje.

La Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Judicial Penal (Eurojust) informó en noviembre de 2023 de que las autoridades de Bélgica y Grecia habían desmantelado una red criminal que se dedicaba al tráfico de personas en situación irregular. El operativo se saldó con 11 detenciones y 16 registros, dos de los cuales se llevaron a cabo en agencias de viajes griegas.

Según las investigaciones, los inmigrantes -principalmente iraquíes en este caso- conseguían llegar hasta Grecia por vía ilegal y desde allí la organización criminal los desplazaba hasta Bélgica, donde se les proporcionaba documentación falsa o duplicada. El aeropuerto heleno era tan solo la vía de entrada a Europa para estas personas.

El vuelo intervenido por la policía el pasado 22 de agosto guarda ciertas similitudes en relación al modus operandi de este tipo de tramas, aunque las investigaciones todavía continúan y no se descarta ninguna hipótesis.

En la red destapada por Eurojust, los viajeros pagaban entre 5.000 y 6.000 euros a las mafias para poder entrar en Europa, y en la mayoría de casos iban acompañados por un miembro de la organización. Los destinos eran países comunitarios, a los que llegaban en coche o avión.