Naufragio en Malvinas

Los supervivientes gallegos del 'Argos Georgia' relatan su estado tras el naufragio: "Están en shock"

Están tomando tranquilizantes, y el capitán presenta un pequeño golpe en la cabeza

José Saborido tiene "un fuerte trauma emocional por la impotencia de que no se pudiera salvar toda la tripulación", dice su cuñado

José Saborido, izqda.; el fallecido César Acevedo, 3º, de pie; y Ramón García, dcha., con familiares y antiguos tripulantes del 'Argos Georgia' en su botadura en Gibraltar en 2018

José Saborido, izqda.; el fallecido César Acevedo, 3º, de pie; y Ramón García, dcha., con familiares y antiguos tripulantes del 'Argos Georgia' en su botadura en Gibraltar en 2018 / / CEDIDA

Suso Souto

Siempre que se produce una tragedia marítima con víctimas desaparecidas, el tiempo juega en contra de la esperanza y abre paso poco a poco al pesimismo. Casi tres días después del hundimiento del pesquero 'Argos Georgia', ocurrido en la madrugada del pasado martes cerca de las Islas Malvinas, las comarcas de Barbanza Muros-Noia se resisten aún a desterrar la posibilidad de encontrar con vida al ribeirense Juan Antonio García Rey, Pichón (el relevo de Máquinas) y al noiés Antonio Barreiro Torea (el segundo ingeniero del buque), los dos españoles desaparecidos en el naufragio.

Llegan los fallecidos a puerto

Este jueves por la tarde, el decimocuarto superviviente del naufragio del 'Argos Georgia' y los cuerpos de los nueve fallecidos llegaron a Puerto Stanley, en las Islas Malvinas. Según fuentes de la Delegación del Gobierno en Galicia, los barcos de rescate 'Robin M. Lee' y 'Puerto Toro' atracaron por la tarde, hora española. El 'Robin M. Lee', con tripulación gallega, transportó al último superviviente, un indonesio que recibió tratamiento médico remoto por hipotermia y arritmia cardíaca. La clínica Vithas de Vigo, que lo trató por viodeoconferencia, ha informado de que el superviviente está "completamente recuperado".

Los otros trece supervivientes supervivientes (entre los que se encuentran los ribeirenses José Saborido Rey, el capitán; Ramón García Reiriz, el jefe de máquinas; y Ramón Hombre Saborido, el priner oficial; el pontevedrés Francisco Gondar Sanjorge, el segundo oficial; y los observadores Pere Hernández Banquete, de Barcelona, y Amparo Burguillos Pérez, de Albacete) ya recibieron el alta médica y están alojados en un hotel. Llegaron un día antes a bordo de la patrullera Lilibet y habían sido ingresados en el Hospital King Edward VII Memorial de Stanley, donde se les realizó un reconocimiento médico.

Todos presentan golpes y magulladuras (José Saborido tiene, además, un pequeño golpe en la cabeza) pero se encuentran en buen estado de salud, aunque están tomando tranquilizantes para superar el shock de un naufragio que a punto estuvo de costarles la vida, pero al que sobrevivieron tras resistir 20 horas a la deriva en una balsa, entre olas de 7 metros y vientos de fuerza 7, en unas aguas a 4 grados de temperatura. "En el tiempo que permanecieron a la deriva algunos de los supervivientes se cayeron varias veces de la balsa salvavidas", explica José Manuel Pena, primo del capitán.

Aunque con la tranquilidad de saber que están relativamente bien, tras haber contactado con ellos, sus familiares esperan su regreso con una desbordante emoción, con preocupación y con nerviosismo.

Tensa espera en Ribeira y Noia

De nuevo, en Ribeira Noia los sentimientos son encontrados: la felicidad ante el inminente regreso de los supervivientes y la pena por los marineros fallecidos (entre los que se encuentran el patrón de pesca César Acevedo Durán, de Vigo, y el cocinero Santiago Leyenda Amoedo, de Baiona). El Gobierno enviará este viernes un avión a Malvinas para traerlos a casa, aunque "antes tendrán que prestar declaración" ante las autoridades de Malvinas en el marco de la investigación abierta tras el naufragio, según Pena, quien añade que "salvo complicaciones, en principio podrían estar ya en casa este fin de semana".

Tras el primer contacto personal establecido la tarde del pasado martes por el capitán, José Saborido, con sus familiares, en su domicilio de Ribeira recibieron en la mañana de este jueves una nueva llamada. "Además de las magulladuras y del golpe que se dio en la cabeza contra el barco, está muy afectado y mal de ánimo. Y, aunque está algo más tranquilo, lo cierto es que está confuso, y empieza a asimilar ahora el alcance de la tragedia. Al igual que los demás supervivientes, está tomando tranquilizantes para afrontar el shoch que les produjo una experiencia al límite", señala José Antonio Fernández, su cuñado.

"Además de las magulladuras y del golpe que se dio en la cabeza contra el barco (José Saborido) está muy afectado y mal de ánimo. Está confuso, y empieza a asimilar ahora el alcance de la tragedia. Al igual que los demás supervivientes, está tomando tranquilizantes para afrontar el shoch que les produjo una experiencia al límite"

El capitán del 'Argos Georgia' "siente una gran impotencia por el hecho de que no se haya podido salvar toda la tripulación, y una profunda frustración por las desapariciones y por las muertes de sus compañeros", explica José Antonio, quien añade que su cuñado "tiene un gran trauma emocional". "Los supervivientes están siendo conscientes ahora aún de lo que ha pasado", dijo. Como buen capitán, José fue "el último en saltar del barco", dice José Antonio.

Imagen de archivo del capitán del 'Argos Georgia', José Saborido, en el puesto de mando

Imagen de archivo del capitán del 'Argos Georgia', José Saborido, en el puesto de mando / / CEDIDA

Tras destacar que José Saborido "es un hombre de mar de toda la vida, con una enorme experiencia, muy responsable y de los mejores capitanes que hay faenando en la zona del naufragio", José Antonio Fernández señaló, en declaraciones a este diario, que "en el mar, tras veinte años, como es el caso de José, se crean auténticas familias. Y la pérdida de un compañero de tripulación es la pérdida de un familiar". Con César Acevedo, el patrón de pesca, uno de los fallecidos, llevaba dos décadas trabajando, y con Ramón García, el jefe de máquinas, uno de los supervivientes, diez o doce años.

Por supuesto, José Saborido está deseando reencontrarse con los suyos, pero, respecto a su futuro profesional, su cuñado dice que "lo primero será descansar y recuperarse, y luego meditar con detenimiento".

Francisca, la esposa del capitán, está tomando también tranquilizantes. Y es que ni siquiera tras hablar por segunda vez con su marido (que le envió una foto para demostrarle que se encuentra bien) consigue recuperar la calma. "También ella está algo aturdida por la gran presión que está sufriendo", explica su hermano.