REALIDAD VERSUS FICCIÓN

Los policías opinan sobre 'Clanes', la serie de moda en Netflix: "Los narcos de verdad son más feos y huelen peor"

Investigadores que luchan contra el tráfico de drogas explican las diferencias entre la serie número uno de la plataforma y la realidad que ellos viven

Los papeles de Clara Lago y Tamar Novas están inspirados en la historia real de Tania Varela, una abogada, y David Pérez Lago, hijastro de Laureano Oubiña. Ambos fueron pareja y ambos están en prisión

Clara Lago y Tamar Novas dan vida en "Clanes", de Netflix, a una historia de amor y narcos.

Clara Lago y Tamar Novas dan vida en "Clanes", de Netflix, a una historia de amor y narcos. / Luis Rendueles

Luis Rendueles

Luis Rendueles

Tres millones de personas de todo el mundo vieron en tres días un capítulo de "Clanes", la serie de Netflix sobre el narcotráfico en Galicia. Es la serie de habla no inglesa más vista la plataforma (en Estados Unidos se llama "Gangs of Galicia"). Entre esos espectadores hay algunos policías antidroga, que explican al canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica las diferencias entre la ficción y la realidad. "Los narcos que nosotros perseguimos son más feos y huelen peor", afirma un veterano policía que estuvo en Galicia durante los años más duros del tráfico de drogas, reflejados en la serie.

"Los narcos que perseguimos llevan una vida de mierda. El protagonista de la serie, David Pérez Lago, tuvo días buenos, de coches de lujo y de salir con una miss Salamanca, pero lleva media vida en prisión", explica un policía

"A los narcos les gusta salir en series como ésta. Les da glamour, caché", asegura otro investigador, que añade lo único que no le gusta de la serie protagonizada por Clara Lago y Tamar Novas: "A veces se deja entrever que merece la pena entrar en ese mundo por las fiestas que se meten, el marisco, los coches de lujo... No es así, los narcos de verdad llevan una vida de mierda, están todo el tiempo mirando hacia atrás porque saben que estamos ahí”.

"Inspirada en hechos reales"

La serie Clanes tiene, lo dicen los policías consultados por este medio, una buena labor de documentación. En el primer capítulo se explica que está "inspirada en relatos y hechos reales". Los agentes antidroga saben que es así. El personaje de Clara Lago, la protagonista, se basa en la historia real de Tania Varela.

Lago es en la ficción una joven abogada que llega a Cambados después del asesinato de su padre, un arrepentido del narcotráfico gallego. Allí conoce a un joven, interpretado por Tamar Novas, hijo de un capo del narcotráfico, basado en otra persona real, David Pérez Lago, "más feo que el actor", como dicen los policías, con el que inicia una relación tormentosa.

Sito Miñanco, también

En la serie, el padre de ese joven tiene rasgos de Sito Miñanco, uno de los grandes capos del narcotráfico gallego, actualmente en prisión. Así, trabaja en un parking de Algeciras mientras tiene que ir a dormir a la cárcel de esa ciudad gaditana como parte de su última condena.

En la realidad, Tania Varela fue una joven y prometedora abogada gallega, nacida en Cambados, que dirigía el Centro de Información Municipal a las mujeres víctimas de violencia de género. Conoció a David Pérez Lago, hijastro del narco Laureano Oubiña y tuvieron una relación.

David acabó en prisión en 2008 después de una operación del GRECO (Grupos de Respuesta contra el Crimen Organizado) de la Policía Nacional ("Putos Greco de los cojones", dice uno de los narcos en la serie) en la que se incautaron 2.000 kilos de cocaína.

"Putos GRECO de mierda"

La serie de Netflix recoge el trabajo de los policías nacionales del GRECO Galicia, una unidad nacida en el año 2006 para seguir combatiendo el narcotráfico y sus redes clientelares en la economía gallega. "Galicia se iba al carajo en los años noventa", explica uno de los policías que pasó por los GRECO, "la gente de la droga pagaba campañas de partidos políticos, entraba en las instituciones, en empresas, en la cámara de Comercio…"

La labor de los policías y los jueces, también de algunas madres de víctimas de la droga, frenó la "penetración social" de los narcos. Las cifras de los GRECO, "putos GRECO" dicen en la serie de Netflix, hablan por sí solas. Hasta diciembre del año pasado se habían incautado de cien toneladas de cocaína y detenido a gente de los clanes más importantes, como Os Piturro, los Baulo, los Charlines, los Patoco, Sito Miñanco y hasta un par de narcos que se apellidan Dios.

Siempre tienen pendiente detener a algún narco en busca y captura. Y, sobre todo, el moby dick, la última ballena blanca del narcotráfico gallego, reconvertido en empresario y con nombre dulce. No se olvidan de él.

Un Louis Vuitton vital

Tania quedó en libertad e inició un romance con un abogado, Alfonso Díaz Moñux. El hombre fue asesinado el 18 de diciembre de 2008 cuando llevaba su coche al garaje de su casa en Madrid. En el asiento de copiloto iba Tania, que sobrevivió, dijo, porque se agachó a recoger un bolso Louis Vuitton que se le había caído al suelo cuando el pistolero se acercó al coche.

En 2013, antes de que se celebrara el juicio contra ella, en el que fue condenada a siete años de cárcel por blanqueo de dinero, Tania Varela huyó de la justicia. Se convirtió en una de las fugitivas más buscadas de Europa, pasó por Suecia y por Italia. Fue detenida en 2018 en un parque de Sitges (Barcelona) donde acudía con su hijo. Está terminando de cumplir su condena en la cárcel de Brieva (Ávila). Saldrá en libertad en 2026.

Operación Mito

Su ex novio, David Pérez Lago (el personaje de Tamar Novas en la serie de Netflix), cumplió condena por aquella operación de cocaína y salió en libertad. Pero en el año 2017, cayó otra vez, en la operación Mito, donde los GRECO recuperaron más de 4.000 kilos de cocaína. Esta vez trabajaba para Sito Miñanco y los dos volvieron a prisión, donde siguen.

"Es verdad que David tuvo sus días buenos, que salió con una miss Salamanca y que andaba con coches de lujo, pero se ha pasado media vida en la cárcel", concluye uno de los policías que le ha detenido en alguna ocasión.

David Pérez Lago y Tania Varela, protagonistas reales en los que se basa la serie de Netflix.

David Pérez Lago y Tania Varela, narcos en los que se basa la serie de Netflix. / Sucesos

Arrepentidos y otros

La serie de Netflix recoge otros personajes basados en personas reales. Mezcla sus historias. Habla del clan de los Padín y de arrepentidos y testigos protegidos. De viejas costumbres de los narcos, como enterrar dinero en el monte. "Aquellos años todos guardaban dinero en el monte, bajo tierra. En muchas vigilancias vimos como compraban bidones y envases para la humedad. Para meter los billetes y enterrarlos dentro y que no se pudrieran", recuerda un policía del GRECO Galicia.

La serie habla también de los sacrificios de los policías que los persiguen y de algún guardia civil corrupto. De los desplantes de los narcos, que llegan a pagar consumiciones a agentes de paisano en una discoteca para que sepan que los han "mordido" (identificado) cuando les seguían. "Eso no me ha pasado, no me han pagado copas ni nada, pero sí que alguna madrugada que estábamos siguiéndoles por locales de copas han venido a vernos y nos han saludado", admite un investigador.

Ajustes sin sangre

La serie recoge también las represalias, la ley del silencio y los ajustes de cuentas entre los narcos. Algo que ya no se hace con balas en el mundo real. "Los últimos ajustes con sangre fueron en 2005", explica un policía, "ahora se han hecho más prácticos. Si alguien falla, le obligan a trabajar para ellos en otra operación".

Hace casi cuatro años, el periodista de Faro de Vigo Anxo Martínez escribió la primera Historia de Narcos para este vertical de sucesos e investigación de Prensa Ibérica. En aquel reportaje, afirmaba que la historia de Tania Varela tenía todos los ingredientes para "convertirse en la protagonista de una historia de Netflix". Ya lo es. Cada día la ven cientos de miles de personas. Entre ellas, los hijos de los policías reales. "¿Ese eres tú, papá?", le pregunta uno de ellos. El hombre responde que no, que el de la serie debe ser otro policía: está más delgado y es bastante más joven que él.

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