Investigación

Un nido atascó el tubo del gas que causó la muerte de un turista neerlandés de 21 años en Mallorca

Otros dos jóvenes turistas tuvieron que ser hospitalizados con fuertes dolores de cabeza y vómitos al resultar intoxicados por inhalación de monóxido de carbono

Un nido, causa de la muerte de un turista neerlandés de 21 años en Mallorca.

Un nido, causa de la muerte de un turista neerlandés de 21 años en Mallorca. / Policía Nacional

Un nido causó la muerte de un joven turista neerlandés de 21 años el pasado 30 de julio al taponar la salida de gases de la caldera de la vivienda que habían alquilado en la Playa de Palma (Mallorca). Otros dos jóvenes tuvieron que ser hospitalizados y ser tratados con la cámara hiperbárica para eliminar el monóxido de carbono acumulado en la sangre. Los investigadores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional han llegado a esta conclusión tras un minucioso examen de la instalación para reconstruir cómo sucedió el fatal accidente.

Los hechos ocurrieron el pasado 30 de julio en la Playa de Palma. Un grupo de 11 jóvenes neerlandeses había alquilado un chalé en la calle Violer para pasar unos días de vacaciones en Mallorca. Lo que no sospechaban era que su estancia se tornaría en tragedia. Los turistas se alojaron en diferentes habitaciones, pero los que estaban situados en las proximidades de la caldera de gas butano sufrieron los mayores estragos.

Así, dos de los turistas neerlandeses que dormían junto a la caldera del calentador de gas butano fueron los más perjudicados. Uno de ellos no podía conciliar el sueño porque sufría fuertes dolores de cabeza. De repente vio a su amigo tendido en el suelo, pero pensó en un principio que este se encontraba durmiendo. Al cabo de un rato el joven afectado se percató de que su amigo no respiraba. Entonces avisó al resto de jóvenes y al resto de turistas.

Varias patrullas de la Policía Nacional y ambulancias se personaron rápidamente en el domicilio. Los facultativos intentaron salvar la vida al turista realizándole maniobras avanzadas de reanimación cardiopulmonar. Este no respondió a los estímulos y certificaron su fallecimiento. El personal sanitario también atendió al amigo de la víctima mortal, que presentaba fuertes dolores de cabeza.

De repente los detectores de gases con los que va equipado el personal sanitario se activaron por acumulación de monóxido de carbono. De inmediato, el responsable de la actuación ordenó la apertura inmediata de todas las puertas y ventanas del inmueble para ventilar todas las estancias. Al mismo tiempo se dictó la evacuación del todo personal allí dentro. Entonces ya se constató el elevado riesgo de sufrir una intoxicación por inhalación de monóxido de carbono.

A continuación investigadores del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional se personaron en el chalé de la calle Violer de la Playa de Palma para averiguar qué había ocurrido y que desencadenó la muerte de un joven neerlandés y la intoxicación de otros dos. Los turistas habían comentado entre ellos la existencia de un fuerte olor a gas, pero no le dieron más importancia.

Taponamiento casi completo

Asimismo los agentes encargados del caso tomaron declaración a la sociedad mercantil que gestionaba el alquiler del chalé. Estos aseguraron no tener conocimiento de problemas de olores de gas. En este sentido afirmaron que disponían de un servicio de mantenimiento, que inspeccionaba las viviendas periódicamente.

En el transcurso de las pesquisas, el amigo del fallecido volvió a encontrarse mal y fue hospitalizado. De hecho tuvo que ser tratado en la cámara hiperbárica para limpiarle la sangre de monóxido de carbono administrándole oxígeno a alta presión. De madrugada, otro joven tuvo que ser evacuado a dicho centro sanitario al presentar síntomas similares al de su amigo.

A tenor de la dificultad que planteaba el caso, los investigadores del Grupo de Homicidios requirieron la presencia de técnicos especializados en la instalación de gas. Estos realizaron numerosas comprobaciones con el calentador encendido. El analizador de gases arrojaba en el interior una cifra que alcanzaba el doble de lo permitido. De hecho iba aumentando de manera progresiva.

Finalmente, los inspectores comprobaron que el tubo de evacuación de gases se encontraba obstruido. El motivo era porque se había convertido en lugar de anidación de las aves del entorno. La acumulación de hojas, hierbas y pajas para construir los nidos impedían que los gases fruto de la combustión salieran al exterior y regresaban de nuevo a la estancia. Esto provocaba una peligrosa acumulación de monóxido de carbono en el cuarto de calderas y en las habitaciones contiguas.

Además, los técnicos inspeccionaron también el tubo de salida de gases hacia la fachada. Este se encontraba igualmente obstruido debido a la construcción de nidos en su interior. Por este motivo el taponamiento para evacuar el monóxido de carbono era casi completo. Estas pesquisas confirmaron, a la espera del informe toxicológico, que la muerte del joven se produjo de manera accidental por inhalación de este gas. .