INVESTIGACIÓN

El hombre que desenterró y decapitó a su hermano en Murcia lo grabó en vídeo y se lo mandó a su madre

La mujer fue quien dio la voz de alarma al recibir las imágenes y el supuesto profanador se paseó con la cabeza de su pariente, fallecido hace tres años, por el pueblo

Archivo - Un agente de la Guardia Civil, de espaldas, de pie junto a un vehículo oficial.

Archivo - Un agente de la Guardia Civil, de espaldas, de pie junto a un vehículo oficial. / GUARDIA CIVIL

El hombre que desenterró y decapitó a su hermano muerto en Águilas (Murcia) lo grabó con su teléfono móvil y mandó las imágenes a su madre, indican fuentes cercanas al caso. La mujer, al recibir el vídeo, fue quien dio la voz de alarma a la Policía. Mientras, el supuesto profanador, que sufre un trastorno mental, se paseó con la cabeza de su pariente, fallecido hace tres años, por el municipio, en una escena que recordó a lo que hizo hace más de tres lustros otro hombre con sus facultades alteradas, Angelo, en Santomera.

El vecino de Águilas, al contrario del caso de Santomera, no mató a su familiar. Se le podría acusar únicamente de profanación de cadáver, un delito por el cual fue arrestado. No obstante, dado su estado, no le enviaron al calabozo, sino a la planta de Psiquiatría del Rafael Méndez de Lorca, el hospital más cercano a su lugar de residencia.

"Es un pueblo grande y no lo conocíamos", declaraba este jueves a los medios de comunicación la alcaldesa de Águilas, Mª Carmen Moreno, quien apuntó que no tenía conocimiento de rencillas previas entre los hermanos.

Cabe recordar que, tras avisar la madre de lo que pasaba, los agentes que acercaron hasta el cementerio municipal descubrieron reventada una puerta lateral del cementerio y vieron la la tumba profanada: estaba abierta y el cadáver no tenía cabeza.

No se descarta que el vecino sea inimputable. La Región ha sido escenario de numerosos sucesos en los cuales se ha probado que el sospechoso ha cometido un delito, pero hay una exención de responsabilidad penal (o responsabilidad atenuada, en algunas ocasiones) por su trastorno mental. En el primer caso, de tratarse de un delito grave, estas personas están abocadas al psiquiátrico penitenciario