Laura Heredia multiplica por cinco

De sí misma dice que es ambiciosa, resistente y con un gran sentido del humor. Tras conocerla de cerca, puedo añadir que es una mujer muy joven a la que la vida no se lo ha puesto fácil, que ello la ha hecho crecer entre sonrisas y lágrimas y que está dispuesta a no pasar desapercibida en el mundo del deporte. De entrada, la esperan unos Juegos Olímpicos. Va a convertirse en una pionera, en la primera deportista española que competirá en pentatlón moderno, una disciplina que el común de los mortales no sabe en qué consiste. A Laura Heredia la pasión le viene de familia. Su hermano Aleix ya compitió en Tokio y ella se quedó en las puertas, algo de lo que “me tuve que recuperar. Necesité mi tiempo para reponerme de aquel año marcado por la pandemia y el hecho de quedarme fuera de los Juegos a última hora. Fue durísimo”. Su esfuerzo, su dedicación y su cabezonería la ha llevado, unos años después, a clasificarse. “Es muy emocionante pensar en ello -reconoce- porque es el sueño de cualquier deportista. Lo único que me sabe mal es que voy a perderme la ceremonia de inauguración por tema de calendario de competición. ¡Pero estaré en la de clausura!”. El vaso medio lleno, siempre.

Pentatlón moderno o como convivir con cinco pruebas (atletismo, esgrima, tiro, natación e hípica) con particularidades tales como la de no conocer al caballo hasta el último momento o, con la espada, enfrentarte uno a uno a todos tus rivales en combates de un minuto. Ésta es la primera prueba y en la que Laura está trabajando duro “porque tengo más margen de mejora. Estoy puliendo detalles”. Su prueba favorita es la combinada de carrera y tiro. “Es única por lo que tiene de físico y técnica. Es emocionante. Ahí demuestras la fortaleza y la garra que tienes”.

Tiene 24 años y bastante callo hecho. Ahora la empiezan a conocer más allá de la frontera del deporte minoritario pero nunca lo ha tenido fácil. Pocos conocen su vía crucis hasta llegar a los Juegos de París. Etapas duras en las que debió enfrentarse a muros de incomprensión y a experiencias tan difíciles como la vivida en Tokio. “Nadie me ha regalado nada. Me he pasado la vida demostrando para poder entrenar al día siguiente. Todo lo que me ha pasado como deportista me ha servido para crecer. Y no es una frase hecha. Es la verdad”, asegura. Laura Heredia ha aprendido a sufrir las carencias y a encajar las incomprensiones. Algún día, cuando se lo pida el cuerpo, lo contará. Hasta entonces, esta estudiante de Veterinaria que ha llegado a poner dinero de su bolsillo para seguir en la élite, irá a por la medalla en París. “Tengo la sensación de que todo irá muy bien”, responde con una sonrisa. Y añade que “voy a exprimir al máximo el momento”. Imposible no imaginarla en el podio. Tiene hambre, cualidades y cabeza para conseguirlo.