Laura Ester & Bea Ortiz & Edu Lorrio: Morder medalla

De ellos y de ellas se espera casi todo en París 24. Lógico. La historia y los éxitos que atesoran les convierten en toda una garantía olímpica. Detrás de ésta, un camino de sacrificios, sinsabores, alegrías y, sobre todo, conciencia de lo que supone dedicar tu vida a un deporte minoritario como el waterpolo.

Waterpolistas olímpicos

Waterpolistas olímpicos

Carme Barceló

Carme Barceló

Expectativas en ‘mode on’. Como casi siempre. Los ojos puestos en ellas y en ellos. La medalla necesaria para unos y otras que supone patrocinios, ayudas y visibilidad. Detrás de cada fotografía tomada cada cuatro años para los que se suman al éxito desde el sofá, están estos hombres y mujeres que deciden apostar por su pasión. Una pasión que no les permite comprar un piso sin hipoteca pero que les inyecta adrenalina, competitividad y un compromiso social poco valorado excepto cuando llega el podio. Con la gloria, la visibilidad. Y con ella, la vuelta de tuerca a esa dedicación que fluye entre el amor por el waterpolo y la realidad.

Laura, Bea y Edu estarán en los Juegos Olímpicos de París como integrantes de unas selecciones que son sinónimo de gloria. Detrás, y en el caso del portero, hay una hija de pocos años, unos estudios de Criminología que esperan encontrar su lugar profesional más tarde que sus compañeros -con lo que ello supone- y una ilusión loca por lo que está por venir a nivel deportivo.

Para su compañera de posición, un futuro por primera vez lejos de Sabadell. Laura Ester se despidió del club de su vida cuando no tocaba. O sí. Quizá lo mejor está por llegar más allá de esa grada que la ha aplaudido y reconocido tantos y tantos años. Escribo ‘quizá’ cuando estoy convencida que el potencial real de esta waterpolista llega en su madurez, sustentada por la experiencia, el saber estar y el conocimiento que debe trasladar a las que vienen detrás. En la piscina, en el campo de fútbol o en el trampolín. Qué más da cuando se trata de aportar una experiencia sensible y real. Porque Laura se preocupa de esas jugadoras jóvenes inmersas en las redes sociales, casi más preocupadas por los ‘whatsapp’ y los ‘likes’ que por lo trabajado en el último entrenamiento. El deporte de élite necesita a mujeres como ella. Desde la experiencia y la veteranía lo escribo.

Bea Ortiz es resiliencia, calidad, compañerismo y pasión a partes iguales. Que no haya un solo resquicio de falta de implicación en todo lo que hace. Si el rostro es el espejo del alma, ella es la representación de lo que demanda el waterpolo femenino, de la lucha por la igualdad y del esfuerzo de la que llega a una sesión de fotos tan agotada como satisfecha. La compañera que todo equipo precisa. La voz, a veces incómoda, que visibiliza la realidad.

“Estoy más nervioso a medida que pasan los días -reconoce Edu, emocionado ante lo que se viene- y con ansiedad por esta dinámica de competición. España está en disposición de luchar por todo y el equipo debe ser ambicioso”. Si le pregunto por Ester, él me habla de “leyenda, de un mito. Lo ha ganado todo y se merece un aplauso acorde a la magnitud de lo que ha sido para el CN Sabadell y de lo que es en el waterpolo”.

La susodicha sonríe tranquila. Hablamos antes y después de ese adiós, con los ojos puestos en los Juegos y en un futuro en el que puede que se enfrente a sus ex compañeras. “Son tantas las emociones… Muy diferentes, muy diversas y el saber que no volveré a jugar en la piscina de Can Llonch, es… ufff. No me hagas llorar”, me pide a través del teléfono. “¿Ha compensado sacrificar tanto? Al final decides lo que te hace feliz en la vida. No utilizaría este verbo. Hago lo que me apasiona y es un privilegio”. Un año olímpico supone una exigencia más para su deporte. “Queremos disfrutar de lo que se viene”. Consciente del momento, reivindica: “Llevamos años y años luchando casi contra todo. Este es un momento muy ‘heavy’, muy potente y en el que hay que ir a muerte. Las mujeres estamos aquí. Nos da igual si es en el deporte o en puestos de mando. Nos merecemos respeto”.

Y Bea Ortiz, siempre a su lado, aplaude a la amiga y compañera. Y demanda, a la par, igualdad en el waterpolo a ojos del público. “Nuestros éxitos son tan importantes como los de ellos. Ojalá tuviéramos el mismo reconocimiento”. Apoya su brazo en Edu y sonríe a Laura. “En París lo vamos a petar”, asegura. Los tres apretan el puño, se animan y se suman. No sé si morderán medalla pero lo que tengo claro es que, con rabia y ganas, van a por ella.

MAKING OFF

Si un lugar puede reunir las mejores condiciones para realiza un shooting tan especial como éste, es el W Barcelona (@wbarcelona). Icónico y acogedor, este establecimiento lo tiene todo preparado para la nueva temporada, con la reapertura de Salt Restaurant y Salt Beach Club. Nuestros protagonistas disfrutaron allí de una tarde de desconexión y ellas se pusieron en manos de Backstage BCN (@backstagebcn) para lucir el mejor estilismo. Los biquinis y bañadores los firma Andrés Sardá (@andres.sarda), siempre al lado de las deportistas y que, una vez más, se ha sumado a este reportaje olímpico.