Soy flexitariano: el auge de la alimentación consciente

El flexitarianismo gana adeptos movidos por una dieta más saludable y respetuosa con el medioambiente

En realidad, el flexitarianismo podríamos decir que viene a ser la respuesta a este trinomio: salud-alimentación-planeta

El flexitarianismo gana adeptos movidos por una dieta más saludable y respetuosa con el medioambiente

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SPORT.es

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Somos lo que comemos. Es una expresión muy popular que hemos leído, oído e incluso pronunciado. Lo que comemos es fundamental para nuestra salud, esto no es nada nuevo, aunque sí que cada vez más esta alimentación hay personas que la articulan conectada con una mayor consciencia.

En realidad, el flexitarianismo podríamos decir que viene a ser la respuesta a este trinomio: salud-alimentación-planeta. Los expertos y la comunidad científica todavía no tienen un consenso para blindar una única definición, pero quiénes se suman a este estilo de vida saben que conlleva una organización diaria del menú en base a una nueva consciencia alimentaria.

Con todo, los adeptos a esta alimentación se aventuran a describirla como aquella que contiene, principalmente, alimentos de origen vegetal, y reduce a un consumo ocasional los alimentos de origen animal. Así, la gran diferencia con los vegetarianos o veganos radica en que los flexitarianos pueden consumir algo de carne y pescado.

La alimentación “flexible”

Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el 41% de los consumidores españoles se identifica como flexitariano, mientras que solo el 0,3% sigue una alimentación basada exclusivamente en el consumo de alimentos vegetales.

¿Qué motivos llevan a adoptar esta alimentación? Hay varios factores, pero sí que los expertos coinciden en que la flexibilidad que brinda el flexitarianismo, no vetando ningún tipo de alimento, es lo que está llamando más la atención de los consumidores y las nuevas generaciones.

Además, señalan que es una dieta suficiente – combinando bien varios alimentos son aptas para todas las etapas de la vida, incluso embarazo y lactancia—y son más fáciles de implementar gracias precisamente a esta flexibilidad.

En definitiva, aunque pueda parecer algo muy novedoso, el flexitarianismo está intrínsecamente conectado con las tradiciones alimentarias más arraigadas en nuestro país: la dieta mediterránea. Una dieta basada en el consumo de cereales, frutas, verduras, lácteos, legumbres, y un porcentaje menor de alimentos de procedencia animal.

Ahora, dado el actual contexto climático, al flexitarianismo se le añade una nueva perspectiva de consciencia planetaria, ya que seguir este estilo de vida contribuye a reducir el impacto medioambiental originado por la producción de alimentos, así como la huella hídrica y el uso de tierras para el cultivo.