Maldito diario: Raphinha

Parece que poco a poco me voy ganando a la afición del Barça

creo que el problema es que esperaban demasiado de mí

Raphinha se muestra inconformista con los números que está firmando en su primera temporada en el FC Barcelona

Raphinha se muestra inconformista con los números que está firmando en su primera temporada en el FC Barcelona / VALENTÍ ENRICH

SPORT by Panenka

Querido diario. Parece que poco a poco me voy ganando a la afición del Barça. No ha sido fácil, no te lo voy a negar. Pero creo que el problema es que esperaban demasiado de mí. La vida es cuestión de expectativas. Que si soy brasileño. Que si soy delantero. Que si vengo de la Premier. Que si mi nombre suena a crack de la ‘canarinha cuando podría llamarme simplemente Rafael. Que si he costado 20 kilos más que Lewandowski…

Todo sonaba más emocionante de lo que en realidad era. Porque se encontraron con un funcionario de Hacienda del gol, un jugador que actúa como el teleoperador de tu compañía telefónica. Ese tipo al que no le importa hacer un trabajo oscuro, aunque tampoco parece disfrutar demasiado cuando le toca entrar en acción y solo te resolverá los problemas después de mucho insistir.

Pero mi productividad es indiscutible: ocho tantos y nueve asistencias. Y fíjate que, goles como el que le metí el otro día al Valencia nos pueden acabar dando la Liga. Empiezo a ser un futbolista decisivo. Solo necesitaba un poco de adaptación. La cosa va por buen camino. Calculo que en unos tres meses ya estaré asentado del todo y listo para rendir a mi máximo nivel esta temporada.

Sobre el campo, soy como muchos futbolistas brasileños que se lanzan a hablar de política: estoy más cómodo en la derecha. Xavi finalmente lo ha entendido. Cuando le dije que necesitaba un cambio, se lo tomó al pie de la letra, y empezó a sustituirme en todos los partidos. Hasta que me cabreé. Contra el United, estaba haciendo mi mejor encuentro y va el míster y me sustituye por Ferran.

Que no lo digo porque sea Ferran, que el chaval ya está pasando suficiente pena (máxima) con lo suyo. Pero entonces demostré que tenía carácter. Que no iba a permitir que me ignoraran. Ahora ya nadie se atreve a pasar de mí. Bueno, nadie, excepto el seleccionador brasileño. Quizá sería mejor que me convocara Francia, teniendo en cuenta lo bien que me ha ido que se lesionara Dembélé tener que ocupar el sitio del tristemente lesionado Dembélé.