Maldito diario: Londres, 6 de febrero de 2023

Kane volvió a ser la bestia negra del City

Kane volvió a ser la bestia negra del City

Panenka

Querido diario, son días emocionantes. El domingo me convertí definitivamente en el máximo goleador histórico del Tottenham. 267 goles (y 200 solo contando la Premier League), que se dice pronto. Y encima ese último tanto sirvió para ganarle a todo un Manchester City. El City, ¿eh? Que no es un equipo cualquiera...

De hecho, es nuestra principal esperanza para que el Arsenal no se lleve la liga esta temporada. Ahora que lo pienso... menudo favor les hemos hecho a los ‘Gunners’. Qué poco dura la alegría en la casa del ‘Spur. Estoy acostumbrado a que mis goles no sirvan para ganar torneos, pero esto de que ayuden a darle ligas al enemigo es una nueva sensación. No me extraña que yo sea el jugador más querido y respetado en toda Inglaterra: he marcado 267 goles que, al fin y al cabo, tampoco no le han hecho daño a nadie.

Desde hoy, puedes llamarme King Harry. Suena bien, tengo nombre de miembro de la familia real. El Harry pelirrojo está haciendo las Américas y yo tampoco puedo descartar que, como él, vaya a terminar mi carrera ganando dinero en Estados Unidos gracias a mi fama en Reino Unido. Pero tengo que reconocer que no soy tan rebelde como el príncipe. En lo que sí nos parecemos es que los dos hemos renunciado a los títulos para ser más felices. Es lo que tiene haberme quedado toda la vida en el Tottenham. ¿Y qué más da? Soy la demostración de que se puede pasar a la posteridad acumulando solo medallas de subcampeón. Pero es que ser campeón en Inglaterra son palabras mayores, algo al alcance de muy pocos. A la gente le debe parecer fácil ganar una Premier… Y no lo es. Fíjate que desde que me asenté en el primer equipo, allá por 2014, la liga se la han llevado los de toda la vida, los grandes. Ya sabes, el City, el Liverpool, el Chelsea, el Leicester… ¿Y este año el Arsenal? Lo que yo digo, los de siempre. ¡Qué aburrimiento! Afortunadamente, aún quedan clubes humildes y auténticos como el nuestro, con tradición, una afición fiel y un coqueto estadio que costó apenas 1.000 millones de libras.

Harry K.