Es fútbol, es soccer

La MLS sigue creciendo día a día en los Estados Unidos

Ya se ha convertido en la tercer liga más consumida, justo por detrás de la NBA y la NFL

Oriol Rosell, jugador del Sporting Kansas City

Oriol Rosell, jugador del Sporting Kansas City / AFP

Adrià Soldevila

Adrià Soldevila

Auston Trusty es el último jugador estadounidense en firmar un contrato con un club europeo. Lo hizo el 31 de enero, en el último minuto del mercado invernal, mientras otras potencias continentales intentaban reforzar sus plantillas con los descartes de sus competidores. Trusty se ha quedado cedido en los Colorado Rapids, pero el Arsenal ha conseguido lanzar su red y apropiarse de una de las mayores promesas de la Major League Soccer (MLS), la principal liga norteamericana.

Un central cotizado de 23 años que se incorporará a la disciplina de los ‘Gunners’ el próximo 17 de julio. El joven defensa sueña con seguir los pasos de compatriotas como Sergiño Dest, Weston McKennie, Christian Pulisic, Giovanni Reyna o, en su momento, Landon Donovan, que desembarcó en Europa siendo el mejor futbolista estadounidense de todos los tiempos.

“Las cosas se están haciendo muy bien. Tanto que desde hace un tiempo la MLS está vendiendo muchos jugadores a ligas europeas de primer nivel. En estos últimos años ha habido muchos futbolistas de los Estados Unidos que han partido hacia Europa”, comenta Oriol Rosell a Sport Dossier. El exazulgrana viajó a Norteamérica en 2012 para firmar con el Sporting Kansas City, equipo al que volvió en este 2022 tras un periplo por Portugal y tras defender los colores del Orlando City. Rosell llegó a EE.UU. justamente el año en el que David Beckham abandonaba su aventura americana –también en LA Galaxy– para cerrar su vida futbolística en el Paris Saint-Germain.

Beckham fue la primera gran celebridad de la era moderna en el fútbol estadounidense. Nadie tuvo tanto impacto en el soccer desde Johan Cruyff, que aterrizó en Los Angeles Aztecs en 1978 tras cinco temporadas en el Barça. La MLS no estaba entonces ni construida.

“Tuvo un éxito relativo y temporal”, cuenta para Sport Dossier el periodista Frederic Porta, que trabajó durante siete años en los Estados Unidos como corresponsal de Televisión Española y de El Periódico y como colaborador de la cadena deportiva ESPN. “Esto empezó en el año 1971 de la mano de los hermanos Ertegün, fundadores del sello musical Atlantic Records. Intentaron aprovechar el tirón mundial de Pelé para atraer y crear merchandising, y lo hicieron bien, pero duró poco”, dice Porta, que vivió desde Nueva York –a finales de los 80 y principios de los 90– el colapso de un deporte que no acababa de cuajar.

“Con la ayuda diplomática de Henry Kissinger intentaron implantar el fútbol en los Estados Unidos. Ficharon a Pelé, Chinaglia, Beckenbauer o Carlos Alberto, fundaron la North American Soccer League (NASL), llevaron durante los primeros años hasta a 80.000 espectadores a las gradas, pero las audiencias televisivas pronto descendieron y se convirtió en un desastre. La voluntad fue potenciar un deporte que compitiese en el mercado del entretenimiento sin que hubiera un hueco donde colarse entre los deportes autóctonos”, explica Porta, refiriéndose a un calendario anual copado por diversas disciplinas: la NFL, la NBA y las Grandes Ligas de béisbol, además de las ligas universitarias de baloncesto y fútbol americano.

En los Estados Unidos, el deporte es menos pasional que en Europa. La cultura norteamericana considera estos deportes de élite como un gran entretenimiento que va mucho más allá de los minutos de juego. Eso que en el marketing se considera ‘la experiencia’, la aventura de ir al estadio, usar sus servicios, disfrutar de su comida y participar del espectáculo a través de las tecnologías. Muy diferente al fútbol en Europa. “No es una cuestión de vida o muerte, como sucede aquí”, señala Porta.

Por ello, el soccer no superó la primera prueba. Pero lo apostó todo al Mundial de 1994 y la jugada le salió bien. Los Estados Unidos albergaron la mayor competición de fútbol del planeta justo un año después de repensar las ligas nacionales y fundar la MLS, en la que también participan clubes de Canadá y en la que se plantea, actualmente, una fusión con la Liga MX, la primera división mexicana, después del test de la Leagues Cup, una copa entre los equipos de las dos ligas.

Fue a partir del Mundial cuando EE.UU. apostó de verdad por el fútbol. “Pero han tenido que pasar 50 años y sucederse muchos cambios en la sociedad estadounidense, sobre todo la apertura a los latinos”, remarca Frederic Porta.

Un fútbol creciente

“A nivel de recursos, infraestructuras y seguimiento, esta liga es el futuro”, asegura Ilie Sánchez a Sport Dossier. El centrocampista, también ex del Barça, se sumó a la aventura norteamericana en 2017 de la mano del Sporting Kansas City, el mismo club que había apostado por Oriol Rosell cinco años antes.

Y ha visto de primera mano la evolución de una liga que se ha convertido en la tercera más seguida por los ciudadanos locales tras la NBA y la NFL. “Aquí nos llegaban los goles de David Villa o quién ganaba la liga, nada más. Pero el nivel es bastante alto comparado con lo que yo había conocido en España o Alemania. Las cosas se hacen mejor de lo que desde fuera podemos pensar”, comenta Sánchez, que desde este enero milita en Los Angeles Galaxy, aunque no es el club quién le paga el salario, a diferencia de lo que sucede en las ligas europeas. “A los jugadores nos contrata la MLS, explica.

La liga funciona de la misma manera que se gestionan otras competiciones de élite en el país, como la NBA. Es decir, a través de franquicias. “Hay unos inversores que compran la plaza de un equipo y es la MLS quien pone las normas para todas las franquicias”, describe Ilie Sánchez, que pone un ejemplo gráfico: “Es como montar un McDonald’s en Barcelona. McDonald’s es el propietario de la marca y siempre querrá que hagas las hamburguesas con una carne y un pan concretos”.

En el caso del fútbol, todos los equipos parten cada temporada con el mismo límite salarial para igualar la competición. “Todos pueden ganar la liga. En España es difícil que el Leganés te gane el campeonato. En los Estados Unidos es todo lo contrario. Todos tienen la opción de ganar porque tienen el mismo dinero para gastar”, señala Oriol Rosell.

Esta situación de incertidumbre es la que motiva a los aficionados, que, sin duda, se interesaron todavía más por el fútbol tras el éxito nacional de las mujeres, campeonas del Mundo en 1991, 1999 y en los dos últimos Mundiales de manera consecutiva, en 2015 y 2019. “El femenino es el que realmente consiguió que los americanos adquirieran un sentimiento de pertenencia con el fútbol”, apunta Porta.

Más límite, más éxito

A la MLS no le queda otra. Mediáticamente, todavía está lejos de las grandes ligas europeas, pero su expansión en los últimos años es una realidad. Pero hace falta un empujón final, una sacudida que pasa, según Ilie Sánchez, por una mayor inversión.

Dependerá de las ganas que tengan los propietarios, porque son 30 multimillonarios los que marcan las normas para que esto vaya creciendo”, comenta el exazulgrana. Una de estas normas es el límite salarial, mucho más estricto que en la Liga española: “Si tienes este límite salarial hay ciertos jugadores o entrenadores que no vendrán. Si quieres seguir creciendo tienes que ampliarlo. Si quieren ir rápido, el límite salarial tiene que ser mayor”.

La liga es cada vez más exigente para que su espectáculo tenga un éxito garantizado. De hecho, a las nuevas franquicias se les obliga a disponer de un estadio con unas condiciones cinco estrellas. Pero junto con las obligaciones, están los derechos. Y uno de ellos es facilitarle la vida a las nuevas franquicias. Sobre todo, a la hora de fichar.

“Las nuevas franquicias no tienen jugadores. Se les permite hacer la plantilla contratando gratis a un jugador de cada equipo, además de hacer fichajes internacionales”, explica Sánchez. Eso sí, no pueden escoger al que quieran. Cada equipo puede proteger a once jugadores, que se convierten en intocables.

En la MLS, cada año está lleno de incertidumbre. Atlanta, por ejemplo, fue capaz de ganar el campeonato en su segunda temporada. “Este es el espectáculo que los americanos necesitan, el de la incertidumbre competitiva, para que el fútbol siga creciendo”, concluye el periodista Frederic Porta.