DESIGUALDAD DE GÉNERO

El 'Me Too' silenciado de la arqueología española: entre el 33 y el 51% de las trabajadoras han sufrido acoso sexual

El trabajo de campo, las relaciones de poder y la precariedad favorecen y normalizan las dinámicas de discriminación a las mujeres en este sector

Trabajo en el yacimiento de fortificación romana encontrada en el año 2015 en La Secuita, Tarrafona.

Trabajo en el yacimiento de fortificación romana encontrada en el año 2015 en La Secuita, Tarrafona. / RAFAEL MORALES

Ana Ayuso / Nacho García

"En excavaciones [a las que acudí] como voluntaria se generaban verdaderas camaraderías, cuyos debates consistían en quién estaba más buena, a quién se iban a follar o a cuántas se iban a tirar". "Me decía que, si me dejaba hacer un masaje, les diría a mis profesores que me pusieran matrículas de honor". "Después de rechazar sus insinuaciones sexuales, un supervisor de proyecto me degradó a trabajar en el laboratorio a tiempo completo y me amenazó con destruir mi carrera".

Todas estas revelaciones se extrajeron del Informe de Acoso Sexual en Arqueología, elaborado en el año 2018 por las autoras María Coto-Sarmiento, Lara Delgado Anés, Lourdes López Martínez, Jesús Martín Alonso, Ana Pastor Pérez, Apen Ruíz Martínez y María Yubero Gómez. Para la elaboración de este trabajo, encuestaron a 358 participantes, 326 de ellos españoles. Se eliminaron cinco de esos participantes "por sospecha". Las mujeres que respondieron, una amplia mayoría de 227, certificaron la prevalencia del acoso sexual en el sector de la arqueología.

Un 51,1% de ellas confirmó haber sufrido alguna vez algún tipo de acoso sexual durante su carrera arqueológica, ya fuese como estudiante, trabajadora, investigadora o docente. El género de la persona que acosaba era en un 89,86% de los casos masculino. En casi 9 de cada 10 casos, no hubo consecuencias.

Similares resultados ha obtenido la investigadora Giulia Uccheddu, del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (IPNA-CSIC). Su investigación, todavía en curso y supervisada por Eva Parga, también del IPNA-CSIC, Explorando la igualdad de género en la arqueología española, ha revelado que, de las 267 arqueólogas que han respondido a su encuesta, el 33% ha sufrido acoso sexual y destaca que las respuestas muestran que gran parte de esas mujeres han sido víctimas de violencia verbal (43%) y psicológica (36%).

"En las entrevistas, cuando las respuestas eran abiertas, hemos detectado un patrón de respuestas que va más hacia acoso visual y verbal en el trabajo y después del trabajo de campo. La relación de poder tiene una importancia bastante impactante en estas dinámicas de acoso, que provoca una normalización del acoso en sí", indica Uccheddu en una entrevista con El Periódico de España, del mismo grupo editorial.

Parga destaca que tanto ella como Uccheddu están "escuchando que en determinados contextos existen ciertas dinámicas de acoso sexual, pero las propias víctimas tampoco lo están denunciando abiertamente porque a lo mejor no quieren ser identificadas", por lo que se trataría de un tipo de Me Too silenciado por el temor a las consecuencias negativas a las que podrían enfrentarse las víctimas.

El único caso conocido que trascendió a los medios de comunicación fue el del yacimiento romano de Bílbilis en Calatayud (Zaragoza). En 2017, la Universidad de Zaragoza comenzó a estudiar estos posibles abusos sexuales por parte de un profesor a alumnas de los primeros cursos de la carrera de Arqueología mientras llevaban a cabo sus labores en la excavación. Según declararon algunas estudiantes a elDiario.es en aquel entonces, "era un secreto a voces", aunque prefirieron no identificarse y el nombre del docente no se publicó.

"Hasta la fecha no ha habido ninguna noticia que ponga nombres y apellidos a los acosadores y depredadores sexuales de la arqueología española", incide María Coto-Sarmiento. "Imaginémonos cómo actuarán las estructuras de poder y de protección por parte de los distintos entes académicos... No hay mecanismos que permitan identificar a los agresores".

Relaciones de poder y trabajo de campo

Según ha podido concluir el estudio avalado por el Comité de Ética del CSIC, "las narrativas recopiladas revelan patrones que resaltan la excavación como un entorno social influido por relaciones de poder y género". "La relación de poder tiene una importancia bastante impactante en estas dinámicas de acoso, que provoca una normalización del acoso en sí", asegura Giulia Uccheddu.

El acoso sexual, dice Ana Pastor Pérez, "es habitual en todos los campos pero en nuestro caso hemos podido llegar a ese porcentaje", al del 51,1% de las mujeres que han sido víctimas de este tipo de discriminación. "Quizás en otras disciplinas no existen ese tipo de estudios, por lo que se hace imposible cuantificar los datos, pero el acoso sexual es algo superhabitual y normalizado". 

No obstante, incide Eva Parga, socióloga que supervisa la investigación de Giulia Uccheddu para el CSIC, existen unas las dinámicas asociadas al trabajo de campo en las excavaciones arqueológicas, como "la convivencia durante 24 horas al día, en una situación en la que se comparten muchos momentos, tanto dentro del entorno laboral como de fuera del mismo", que parece que favorecen "determinados tipos de comportamientos de los que el propio sector está empezando a tomar conciencia como discriminación o acoso". "La arqueología tiene esa particularidad del trabajo de campo que sí que hace que sea una disciplina en la que las mujeres se sienten muchísimo más desprotegidas", apoyaban las investigadoras del estudio de 2018.

El 81% de las mujeres encuestadas han presenciado alguna forma de discriminación de género y el 74% de las que respondieron a las preguntas formuladas por Occheddu afirmaron haberlas sufrido. "Estos datos nos pueden permitir trazar unas líneas genéricas para ver qué protocolos podríamos empezar a implementar para evitar estas situaciones", recalca Parga.

Precariedad y abandono de la profesión

La arqueología destaca también frente a otros por ser un sector con altas tasas de abandono femenino, principalmente por asuntos relacionados con la conciliación. El 96% del total de las personas encuestadas por Occheddu (413) aseguran que existen dificultades para compaginar familia y trabajo.

Las cargas de cuidados, como en el resto de situaciones, recaen principalmente en las mujeres. Del total de las mujeres consultadas, el 71% no tiene hijos y el 24% (que sí los tiene) afirma que haber sido madre ha tenido un impacto negativo. Sólo el 6% (que sí tiene hijos) considera que no ha habido alteraciones en su carrera desde su maternidad.

La autora del estudio destaca que "es bastante llamativo el porcentaje de mujeres eligen no tener hijos por esperar a llegar a una estabilidad laboral, a la que es difícil llegar en esta profesión. Se retrasa la maternidad o se descarta, pero la mayoría destaca la imposibilidad de conciliar la vida laboral con la personal, lo que les lleva a abandonar su carrera". 

"La arqueología implica un alto grado de movilidad que suele ser prolongado y requiere estar alejado del hogar durante periodos extensos", resalta el informe de Occheddu. Se suma además que este sector "se caracteriza por la precariedad laboral, con contratos cortos y temporales que generan incertidumbre económica y dificulta la conciliación".

En los datos se comprueba que existe una convergencia con el fenómeno del techo de cristal, presente en muchas profesiones, aunque lo que llama la atención de la arqueología, dice Parga, es que "sí parece que los hombres consiguen una mayor estabilidad y cuantía salarial, por encima de las mujeres. Hay una tasa de abandono de la mujer en cierto momento de su carrera por temas de conciliación". 

"Es una tendencia convergente en otras profesiones, pero quizás es más exacerbada en la arqueología. Yo soy socióloga y veo datos que no se dan en mi profesión. Hay muchas mujeres que afirman estar cobrando entre 1.000 y 2.000 euros teniendo unos estudios superiores, incluso un doctorado, y bastante trayectoria profesional. Esto no sucede en mi ámbito, porque para eso ya te vas a buscar otro tipo de empleo, por ejemplo, en un supermercado", zanja.

Víctimas de acoso sexual en arqueología

Si alguna víctima de acoso sexual en el sector de la arqueología quisiese contar su historia, puede contactar con la autora del reportaje a través de la siguiente dirección de correo electrónico: agonzalez@epe.es.

El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016.

Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.