Sanidad

Rafael Basterrechea, víctima de la talidomida: "Te marca la discriminación, no dejas de ser un bicho raro"

Basterrechea nació en marzo de 1965 -cuando supuestamente la talidomida debería estar retirada en España-, con las extremidades superiores mucho más cortas de lo normal

Rafael Basterrechea, víctima de la talidomida.

Rafael Basterrechea, víctima de la talidomida. / Cedida

Nieves Salinas

Rafael Basterrechea es, además de vicepresidente de AVITE (Asociación de Víctimas de la Talidomida en España), afectado de las secuelas de aquel fármaco de la compañía farmacéutica alemana Grünenthal- que se vendió para combatir el insomnio y las náuseas en embarazadas y que provocó que miles de niños nacieran con gravísimas malformaciones. Como él, que nació con las extremidades superiores mucho más cortas de lo normal. Eso, confiesa a

El Periódico de España

, del grupo Prensa Ibérica, ha supuesto una vida no sólo marcada por la

discapacidad

. También por la discriminación.

Basterrechea nació en marzo de 1965 -cuando supuestamente la talidomida debería estar retirada en España-, con las extremidades superiores mucho más cortas de lo normal -más acusado en el brazo izquierdo, describe-, no tiene articulaciones de codos y las que tiene, tanto de muñeca como de hombro, están operativas en un 20%. Su grado de discapacidad es del 82%.

Los afectados de la talidomida llevan décadas esperando ser indemnizados

Explica que, en Europa, la talidomida estuvo en el mercado entre 1957 y 1963. En España, AVITE, de la que es vicepresidente, ha podido demostrar que el fármaco estuvo vendiéndose desde 1950 y 1985. "Es decir, siete años antes por detrás y 19 años después, por delante. Imagínate lo que implica", señala. En nuestro país los primeros casos de afectados empezaron a aparecer en 1960 y en 1962, el 

Ministerio de Sanidad

 prohibió la venta del fármaco mediante una orden ministerial. Los afectados llevan décadas esperando ser indemnizados.

Una vida diferente

Las malformaciones que le provocó el fármaco que tomó su madre han definido su vida. Basterrechea -residente en Madrid, pero "medio vasco, medio aragonés"- responde de corrido: "No poderme vestir, no poder comer, peinarme, abrazar a mi hijo o cogerle en brazos, no ponerme un sombrero, no poder jugar al baloncesto...Todo lo que supone tener unas extremidades superiores terriblemente deformadas. Una forma de vida totalmente diferente a la de una persona normal", admite.

"Es una negra lotería, por suerte; sino habría millones de víctimas por todo el mundo", dice el vicepresidente de AVITE

Rafael tiene dos hermanos a quienes no afectó la talidomida. "Es muy difícil porque sólo actúa si se toma entre el día 36 y el día 50 después de la última regla. Es una negra lotería, por suerte, sino habría millones de víctimas por todo el mundo". Pese a la discapacidad Rafael ha desarrollado una completa vida laboral en una empresa constructora durante más de una treintena de años -ahora está jubilado- pero, confiesa, su vida personal ha estado marcada por la discriminación.

Porque la suya es una discapacidad que no se puede "ni ocultar, ni disimular. No dejas de ser un bicho raro y moriré siendo un bicho raro. Con todo lo que implica, con actitudes discriminatorias por gran parte de la sociedad y teniendo que demostrar que vales tanto como otra persona para poder ser igual. Y cuando te vas haciendo mayor, con toda la dificultad que entraña -esa discapacidad-, que en nuestro caso se multiplica por diez".

El fruto de muchos años

El vicepresidente de AVITE -en la asociación todos los socios son víctimas- se siente "contento" este lunes, la víspera de que el Consejo de Ministros apruebe, a propuesta del Ministerio de Derechos Sociales, el decreto que regula las ayudas para los afectados. Además, siente "el orgullo de un trabajo bien hecho". Lamenta, eso sí, "que haya costado tanto. Que se haya hecho tan difícil".

Dice que, a partir de ahora, todo "su ingenio" trabajará en la misma dirección: que el laboratorio Grünenthal asuma su responsabilidad por completo. En esta negra historia, concluye, hay dos responsables. El primero, dice, la farmacéutica que produjo la talidomida y "los responsables subsidiarios que no hicieron los controles oportunos".