Informe

Pobreza de verano: ni aire acondicionado, ni viaje de fin de curso, ni un fin de semana de vacaciones

Un estudio de Cruz Roja revela que, alrededor del 62% de los hogares cuya persona sustentadora principal es una mujer, declaran una temperatura inadecuada en la vivienda

Un banco de alimentos de la Cruz Roja.

Un banco de alimentos de la Cruz Roja. / Áxel Álvarez

Nieves Salinas

Cruz Roja ha presentado este lunes en Madrid un estudio detallado de la precariedad energética que padecen muchas de las familias españolas a las que atiende. Con datos "alarmantes", admite la organización que habla de una pobreza estacional, la del verano. "No usamos aire acondicionado, con el ventilador nos apañamos", dice Montserrat, de Tenerife en uno de los testimonios que recoge la entidad sobre familias que viven al límite -sin un mínimo confort climático- y, además, no han podido costear los viajes de fin de curso de sus hijos y, por supuesto, no se pueden permitir ni un fin de semana de vacaciones.

"No usamos aire acondicionado, sí la cocinilla y el termo eléctrico. Así conseguimos facturas que no son tan elevadas (30 o 40 euros al mes). Cuando mis dos hijos están en casa por vacaciones, por ejemplo, utilizan la PlayStation y están en casa un poquito más, pero con el ventilador nos apañamos. En invierno utilizamos un brasero eléctrico y mantas, y bastante ropa de abrigo". Lo dice Montserrat, de Tenerife.

"Yo nunca tuve cursos educativos o actividades extraescolares para mis hijos", dice Anabel, desde Cádiz

"No puedes ir a ningún lado, no hay entretenimiento. Yo nunca tuve cursos educativos o actividades extraescolares para mis hijos. Ni un fin de semana para salir por ahí y hacer algo, ni para el viaje de fin de curso. Encima de que somos pobres, no quieres quedar en mal lugar, pero te ves obligada a luchar por tu familia y quitar de cosas que no son básicas, pero que al final ves que otras personas las tienen y es muy duro", se lamenta Anabel, de Cádiz.

Frío y calor

En la población atendida por Cruz Roja, el calor preocupa tanto como el frío y afecta a la misma proporción de familias, señala la organización cuando pone sobre la mesa el estudio 'El impacto de la pobreza energética en la vulnerabilidad social de la población atendida por Cruz Roja en el contexto de la crisis inflacionaria', que se ha realizado en colaboración con la Cátedra de Energía y Pobreza de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ICAI) de la Universidad Pontificia Comillas.

Cruz Roja pone el foco en el impacto en la salud mental y física de la pobreza energética: el 23% de los encuestados así lo manifiestan

Cruz Roja pone el foco en el impacto en la salud mental y física de la pobreza energética (el 23% de los encuestados así lo manifiestan); el riesgo de intoxicaciones, incendios o cortes de electricidad (el 25% almacena productos inflamables y un 6,6% sufre cortes en suministros energéticos); el endeudamiento y retrasos en los pagos de facturas (el 27% reconoce el retraso en el pago de sus facturas y un 70% recorta gastos en ellas); la reducción de la vida social, de ocio y entretenimiento (el 67,2% de los encuestados sufre recortes en su vida social) y el incremento de la conflictividad familiar y el impacto en la vida escolar y laboral (el 31% reduce su gasto en educación).

Varias personas participan en una manifestación en contra de la pobreza energética.

Varias personas participan en una manifestación en contra de la pobreza energética. / EPE

La investigación, realizada mediante técnicas cuantitativas y cualitativas en más de 1.500 hogares con personas usuarias de Cruz Roja, revela que el problema más acuciante experimentado por las familias durante 2022 –últimos datos disponibles– fue la incapacidad de más del 60% de los encuestados de mantener el confort en sus viviendas tanto en invierno como en verano, lo que se puede relacionar con múltiples causas y condiciones.

Las 'pobrezas'

La primera conclusión es de carácter socioeconómico: "más del 85% de los hogares del estudio sobre Vulnerabilidad Social y Pobreza Energética en España se encuentran en situación de riesgo de pobreza y/o exclusión social (AROPE) principalmente por el bajo nivel de renta de la población analizada, con un 63% de las personas en situación de pobreza relativa y un 68% con carencia material y social severa", explica Sara Casas, del Área de Conocimiento de Medio Ambiente de Cruz Roja Española.

La 'pobreza relativa' se identifica tradicionalmente como una de las causas principales de la pobreza energética. Por otro lado, la falta de confort se puede relacionar también con el mal estado y la baja eficiencia energética de la mayoría de las viviendas analizadas, señala Roberto Barrella, de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Escuela Técnica Superior de la Universidad Pontificia de Comillas.

En invierno, la falta de temperatura adecuada en los hogares, está muy relacionada con una tendencia creciente de muchas familias a restringir la calefacción por miedo a la factura. Un hecho que se disparó en 2022 debido a la inflación y que supuso que solo un 9% de las personas encuestadas utilizaran la calefacción sin restricciones durante el invierno anterior al estudio (2022-2023). Además, más del 90% de los hogares decidieron no encender la calefacción, o hacerlo de forma mucho más reducida.

Retrasos en el pago

Ante este escenario, más de un 25% de los hogares experimentaron retrasos en el pago de facturas en mayor proporción que en años anteriores lo que confirma la conexión entre este miedo a la factura con la creciente situación de incomodidad térmica de estos hogares, ha comentado María Cortijo, del Área de Datos, Estudios y Calidad de Cruz Roja Española.

La situación de desempleo condiciona radicalmente la movilidad de la mitad de la población atendida por Cruz Roja

Otro indicador significativo de esta situación es el relativo a la pobreza de transporte, con datos que reflejan que casi la mitad de la población no se desplaza. Esa ausencia de movilidad, que puede interpretarse como carencia de vulnerabilidad, representa justamente lo contrario: la situación de desempleo condiciona radicalmente la movilidad de la mitad de la población atendida por Cruz Roja. Y, cuando lo hacen, aproximadamente la mitad de los atendidos usan el transporte público.

Familias monoparentales

Por otro lado, la investigación cualitativa ha mostrado cómo la pobreza energética tiene sesgo de género y de origen porque afecta especialmente las familias monoparentales encabezadas por mujeres y familias en situación de extrema vulnerabilidad de origen migrante. En particular, el estudio cuantitativo muestra que, alrededor del 62% de los hogares cuya persona sustentadora principal es una mujer, declaran una temperatura inadecuada en la vivienda.

Más de la mitad de las personas encuestadas (59%) viven en un edificio construido sin criterios de eficiencia energética, y las goteras, humedades o podredumbre en la vivienda son fenómenos que afectan, además, al 22% de las viviendas. Un porcentaje similar (22,9%) han declarado tener ventanas que no aíslan del frío y del calor. Además, la mayoría de los hogares desconocen o no han podido aplicar ninguna medida de mejora de la envolvente térmica o de los sistemas de climatización que podrían haber elevado su grado de eficiencia energética.

Vivir sin luz

Otro consumo que se recorta habitualmente es el de iluminación, seguido por el de agua caliente y de electrodomésticos. Casi un cuarto de la población encuestada ha visto empeorar su salud física y/o mental como consecuencia de esta situación de vulnerabilidad energética. Este empeoramiento de la salud también se puede relacionar con el recorte en gastos sanitarios llevado a cabo por casi un tercio de la población del estudio.

La pobreza energética tiene relación con una menor socialización: con frecuencia, se prioriza el pago de las facturas sobre actividades extraescolares, excursiones o el ocio

La vida social se percibe en la gran mayoría de los casos como un lujo que no se puede permitir al tener que pagar otros tipos de gastos más necesarios. En particular, resalta que la pobreza energética tiene relación con una menor socialización de los hijos e hijas en el ámbito escolar: con frecuencia, se prioriza el pago de las facturas sobre actividades extraescolares, excursiones o el ocio.

Las ayudas

En cuanto a la asistencia y las ayudas que reciben, el 70% de los hogares encuestados no se beneficia de los bonos sociales nacionales y un 57% de ellos no conoce el procedimiento para solicitarlas, sobre todo en los casos de familias que tienen un régimen de vivienda en alquiler y aunque muchas cumplen los criterios sociodemográficos para recibirlas. En cuanto a otras ayudas, el porcentaje de no beneficiarios baja al 62,6%, el 57,6% de los hogares receptores contó con ayudas de Cruz Roja y un 38,5% con subsidios de la administración local competente.

Cruz Roja apunta un camino hacia una transición energética "justa e indispensable" para superar o hacer frente a las situaciones de pobreza energética con alternativas y mejoras "para escalar y potenciar la lucha contra esta lacra social". Entre sus propuestas, ampliar la platea de los bonos sociales y otras políticas de mitigación en el corto plazo: facilitar la información y el acceso a los subsidios y ayudas al consumo energético para todos los hogares en situación de vulnerabilidad, en particular, los perfiles más invisibilizados, pero más afectados por la pobreza energética.

Una mujer toma agua para refrescarse y mitigar el calor.

Una mujer toma agua para refrescarse y mitigar el calor. / Andrés Gutiérrez

Además, la entidad sugiere aumentar la calidad de las viviendas fomentando la eficiencia energética o promover una mayor y mejor coordinación entre los distintos actores en la lucha contra la pobreza energética: desde la intervención local hasta las políticas implementadas a todos los niveles de la administración, con el aporte necesario de otros agentes (compañías energéticas, academia, asociaciones vecinales, etc.).