El conflicto interior

Una periodista experta en guerras propone recetas para domar los miedos cotidianos

Comunicarse con los temores mediante lucidez y ejercer la empatía, claves de actuación

Doble atentado en Homs.

Doble atentado en Homs. / FIDEL MASREAL

Fidel Masreal

Mayte Carrasco salvó la vida de milagro en la guerra de Siria. Esta galardonada periodista, escritora y directora de documentales, se ha jugado el pellejo en conflictos de todo el mundo, desde Afganistán a Colombia, pasando por Mali, Líbia o Irak. Ahora usa sus vivencias para ofrecer herramientas ante una de las emociones más primarias: el miedo. 'Cómo superar el miedo en todas las trincheras de la vida' es un ensayo que cartografía todas las caras de esta vivencia. "En vez de combatirlo eliminándolo, borrándolo, quizás el mejor método sea comunicarse con él, hablar con nuestros temores como haríamos con los demás para comprenderles", propone la autora.

Evitar la violencia

Carrasco recomienda, de entrada, evitar responder al miedo con violencia: "Una vez prendido el mecanismo violento, he comprobado que siempre trae consigo una concatenación de acontecimientos nefastos, tanto en una guerra como en nuestros conflictos cotidianos; es como si al lanzar el primer ataque tuviera un efecto dominó adverso y a menudo mortal".

Lucidez contra el descontrol

Fruto de haber cubierto conflictos como la rebelión en Libia contra Gadafi, la periodista recomienda vivamente "no dejar que [el miedo] nos controle" y reivindica la lucidez: "Cuando nos encontramos una situación de amenaza, contamos con la capacidad de pensar como no lo hemos hecho nunca. Nuestra psique menta evalúa, juzga y actúa pensando en si realmente tenemos las herramientas o no para afrontar lo que se nos viene encima". Pero (siempre hay algún pero) "la exposición prolongada a condiciones duras puede tener efectos perjudiciales sobre la salud física y mental".

Responder con odio es un mal negocio

La experiementada informadora bucea en la historia de las guerras para advertirnos que "igual que la valentía se aprende, el odio también". Y cita el caso más paradigmático: el conflicto entre Israel y Palestina. Y apunta: "¿No pasaría la solución por abordar el conflicto desde el punto de vista psicológico, analizando la condición humana, los miedos de ambos, la psicología y la escucha como única vía para la paz? El mundo parece no estar por la labor".

Huir hacia dentro

Otra salida al miedo es una huida, que a veces se convierte en patología como el caso de una joven siria que, ante los horrores que presenció, desarrolló un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) nervioso: "Tenía un cuerpo de una muchacha de dieciséis años, pero su mirada hundida era la de una mujer de cincuenta".

Otra salida no recomendable: disociarse

Describe la autora con detalle cómo determinadas personas deciden responder al miedo "anularo y meterlo en un cajón". Ella misma lo experimentó en Mali: "Las balas silbaban, se oían gritos y todo el mundo corría. Pero yo sencillamente estaba allí sin protegerme, grabando bien cerca a aquellos terroristas y no sintiendo temor alguno por mi vida. Me exponía a las balas, al peligro y avanzaba sin miedo.

¿Qué importancia tenían aquellos pocos proyectiles después de todo lo que había vivido? Y de pronto me sentí inmortal

Total, ¿qué importancia tenían aquellos pocos proyectiles después de todo lo que había vivido? Y de pronto me sentí inmortal". Carrasco subraya: "*Quedarse callado ante un abuso es un peligro para nuestra felicidad y símbolo de que necesitamos ayuda. Busca a los profesionales".

Pensar de forma "supersónica"

La reportera relata como decidió en cuestión de segundos escapar por una cloaca en la ciudad siria de Homs, totalmente sitiada por las tropas de Bashar El Assad: "Identifica tu miedo. Busca tu propósito y la meta pueden ayudar a controlarlo. ¿Qué recompensa tiene para ti salir de tu trinchera?". La autora va más allá y recuerda que no hace falta vivir una guerra para sufrir miedos profundos: "Cualquier situación de nuestra vida cotidiana, cualquier accidente o trauma similar puede pasarnos factura. Es el miedo a la muerte, que es universal, omnipresente y común a todos los seres humanos del planeta".

Identifica tu miedo. Busca tu propósito y la meta pueden ayudar a controlarlo. ¿Qué recompensa tiene para ti salir de tu trinchera?

¿Es bueno quedarse quieto?

Una de las respuestas al miedo es quedarse quieto. Los animales lo hacen, se llama tanatosis. Los humanos, en situación de riesgo, pueden quedar absolutamente paralizados por el miedo. En Afganistán, la autora conoció el caso de dos jóvenes a los que el susto de un ataque los dejó literalmente paralizados en una habitación pese a los avisos para que salieran. Perdieron la vida. Por ello Carrasco propone que cada cual evalúe los sentimientos y recuerdos que hacen "que no funcione bien tu cerebro".

Otro de los miedos universales que evalúa la periodista es el miedo al cambio. "Para buscar tus miedos, no mires en los demás ni esperes que cambien. Mira en ti y comprende que tú puedes cambiar lo que hay bajo tu control. Solo tú eres responsable de tus decisiones", propone.

"Estamos dormidos"

La periodista también denuncia que en las sociedades opulentas se pierde la capacidad de estar alerta ante los peligros. "Estamos dormidos, lo que conlleva no poder prever las amenazas y solucionarlas antes de que causen estragos en nosotros como especie y en el planeta tierra.

Para buscar tus miedos, no mires en los demás ni esperes que cambien. Mira en ti

La pandemia del COVID o el cambio climático son algunas de las consecuencias de este proceso paulatino de abandono de nuestro instinto de supervivencia.

Los miedos colectivos

Carrasco describe los miedos de nuestra era y reflexiona sobre los conflictos, los internacionales y los más íntimos, como la depresión o las ideas suicidas. "Cuando suba el enfado, la tristeza, para y piensa en lo importante y no en lo efímero. El enfado tiene solución, la muerte no", recomienda.La periodista recuerda que el ser humano tiene una extraordinaria adaptabilidad y recomienda no temer al futuro sino fluir con él, evitando consumir información tóxica y "limpiar el disco duro de imágenes superflias".

La autora concluye con una receta a medio camino entre lo psicológico y lo sociológico, invocando a la empatía: "Acuérdate de tu dimensión Humana. Acuérdate de que tienes Alma. Acuérdate de que tienes una conexión con los demás. Acuérdate de que nos necesitamos los unos a los otros, solos no funciona".