Muere Luis Jueguen, el superviviente del primer asesinato del narcotráfico gallego

Estaba en Benavente cuando dos colombianos mataron a su primo Vilas Martínez

Fue vicepresidente de la Cámara de Comercio y persona de confianza de Pablo Vioque

Jueguen, a la izquierda, junto a Vilas Martínez, en una foto de finales de los años 80 o principios de los 90.

Jueguen, a la izquierda, junto a Vilas Martínez, en una foto de finales de los años 80 o principios de los 90. / FDV

Anxo Martínez

El 17 de marzo de 1992 se produjo el que está considerado primer ajuste de cuentas sangriento del narcotráfico gallego. Cuatro hombres se vieron implicados en un tiroteo que costó la vida a José Manuel Vilas Martínez, un empresario del sector químico y tesorero de la Cámara de Comercio de Vilagarcía. Otro de los protagonistas del suceso, el arousano Luis Jueguen Vilas, logró esquivar las balas y huir. Este hombre ha fallecido el lunes, y su funeral será hoy en la iglesia de Carril. Tenía 79 años.

El nombre de Luis Jueguen Vilas estará para siempre ligado a los orígenes del narcotráfico en Galicia, aunque sea como protagonista secundario de la historia. Hace algo más de 30 años, Luis Jueguen era vicepresidente de la Cámara y tanto él como su primo José Manuel Vilas Martínez estaban a la sombra de Pablo Vioque Izquierdo, “don Pablo”, el legendario narcoabogado que trató de extender sus tentáculos al mundo de la empresa y la política arousanas.

En 1991, el buque “Dobell” transportó a Galicia un alijo de casi dos toneladas de cocaína, pero parte de la droga se perdió en el mar. Al parecer, otra parte se la quedó Vioque y su gente. La organización colombiana, propietaria de la cocaína, sospechó que estaban siendo engañados y pidieron explicaciones. Pero los arousanos insistieron en la mentira. Así hasta aquel martes de mediados de marzo de 1992, cuando Vilas Martínez y Jueguen Vilas se dieron cita con dos colombianos en el parque de La Mota, muy cerca del Parador de Turismo de Benavente (Zamora).

Pablo Vioque, en el juicio de 2005.

Pablo Vioque, en el juicio de 2005. / FDV

En un momento dado, los colombianos abrieron fuego contra los dos gallegos. Vilas Martínez recibió tres disparos, y moriría poco después en el hospital. Jueguen escapó corriendo y logró salvar la vida, aunque son muchos los que creen que, en realidad, le perdonaron la vida para que hablase con “don Pablo” y le hiciese recapacitar.

El arousano llegó a la estación de autobuses y tomó uno para Santiago. Allí le esperaba Vioque en su coche. Presuntamente, en el viaje de vuelta a Vilagarcía urdieron la excusa de que el asesinato de Martínez se había desencadenado por una discusión de fútbol. Años después, Jueguen desapareció de la vida pública, y estuvo huido de la Justicia, según algunas fuentes, en Argentina.

Luis Jueguen Vilas falleció el lunes, y fue velado ayer en el tanatorio de Rubiáns. El funeral es hoy a las 11 de la mañana, en la iglesia parroquial de Carril. Seguidamente, sus restos mortales serán trasladados al crematorio, para su incineración en la intimidad familiar.

Vioque

Jueguen Vilas fue uno de los hombres de confianza de Pablo Vioque, uno de los nombres propios de los primeros años del narcotráfico en Galicia, y que murió de cáncer a mediados de diciembre de 2008.

Pablo Vioque Izquierdo nació en Cáceres en 1953, en el seno de una familia acomodada. Su padre era abogado y representante de importantes casas comerciales. Pero las cosas no siempre iban bien entre el padre y el hijo, y Pablo terminó marchándose a Murcia para estudiar Derecho. Su llegada a Vilagarcía se produjo a mediados de la década de los 70. Llegó de la mano de su cuñado, secretario de la Cámara de Comercio, y su ascenso profesional sería meteórico.

El letrado fue en sus momentos de gloria uno de los hombres más poderosos de O Salnés; manejaba los hilos de la Cámara de Comercio y de la agrupación de Vilagarcía de Alianza Popular, y era el hombre de confianza de los más escurridizos contrabandistas de tabaco.

En 1980 se convirtió en secretario de la Cámara de Comercio y el cargo se convirtió en un trampolín desde el que impulsó docenas de proyectos, entre ellos polígonos industriales, ferias de muestras, promociones de viviendas, y hasta un centro comercial. Pero pronto la suerte se le torcería.

Cuando Manuel Fraga tuvo conocimiento de sus desmanes, le cerró las puertas del Partido Popular y de la Cámara de Comercio. El ajuste de cuentas de Benavente fue otro choque frontal contra la realidad. Fue condenado a 18 años de prisión por la droga del “Dobell” y en 2007 fue excarcelado por motivos humanitarios. Tenía un cáncer de colon terminal.