Operación de la Guardia Civil

La mafia del palé: montaban incendios para alterar los precios

Operación de la Guardia Civil contra la mafia de los palés

Juan José Fernández

Juan José Fernández

"Si no cedes, va a hacer calor". La amenaza le quedaba clara al empresario: o se avenía a pactar con el grupo mafioso, o sus propiedades arderían. Una familia de colombianos dedicada al negocio de los palés ha estado montando incendios en naves y camiones de Madrid y de toda la Comunidad Valenciana. Era su forma de intentar que las víctimas, fabricantes y almacenistas de palés, vendieran a los precios que ellos imponían, para lucrarse con el margen.

El botín: un coste alterado en el mercado del palé de madera, esa base que se utiliza en todo tipo de operaciones logísticas, del almacenaje y de la construcción, que se vende a un precio medio de ocho euros, y que podía subir su coste por la escasez y la alta demanda.

La Guardia Civil ha desmantelado la banda, que organizaba su presión mafiosa desde la localidad madrileña de Alcalá de Henares. Se ponían en contacto con la víctima y, si se negaba al acuerdo , llegaban las amenazas... y finalmente el fuego.

Cuando el instituto armado ha desarticulado el grupo, ya llevaba 600.000 euros en palés destruidos. Los objetivos eran también empresas de tratamiento de madera donde se cortaban y montaban las piezas.

Castigos con fuego

Han sido esclarecidos incendios de castigo en Ibi (Alicante), Quart de Poblet (Valencia), Almazora (Castellón) y las ciudades madrileñas de Fuenlabrada y Alcalá.

Esta operación de la Guardia Civil arrancó hace un año en Alicante, según ha difundido el cuerpo policial este sábado. Un empresario de Ibi denunció después de haber sido amenazado por un desconocido. El tipo le había propuesto repartirse el mercado de los palés en Alicante, una de las provincias de mayor demanda en España.

La nave del amenazado y cuatro de sus camiones terminaron ardiendo. En la investigación del incendio, la Guardia Civil de Alicante encontró las garrafas de carburante que habían sido utilizadas para prender el fuego. Esa prueba les llevó a Alcalá de Henares. Allí las habían comprado los mafiosos solo unos días antes.

El grupo criminal se componía de tres hombres y tres mujeres, de entre 26 y 51 años, todos de la misma familia salvo una de las mujeres, de nacionalidad española. El líder es propietario de varias empresas dedicadas al negocio de comprar y vender palés. Los otros miembros de la banda se dedicaban a las amenazas y castigos (ellos) y la organización logística (ellas).

La Guardia Civil les imputa delitos de extorsión, amenazas, coacción, contra la libre competencia y organización criminal. Uno de los empresarios atacados no ha podido levantar cabeza: el sabotaje le llevó a la quiebra.