La lotería de las ayudas a los libros de texto: estas son las diferencias entre comunidades autónomas

La vuelta al cole viene cargada de gastos. La mayor partida para las familias es la del gasto en libros de texto, que alcanza, de media, los 212 euros por niño. Aunque, como señala la encuesta de la OCU, hay diferencias entre los tipos de centro, pero sobre todo entre los niveles de educación: mientras que en Infantil el gasto medio ronda los 147 euros, en Primaria son 205, 224 en Secundaria y 253 en Bachillerato.

Siete de cada diez estudiantes han recibido algún tipo de ayuda o de prestación, parcial o completa, como recoge 'El libro educativo en España. Curso 2024-2025', elaborado por la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (Anele). Pero hay diferencias, y muchas, entre las distintas comunidades autónomas.

Por ejemplo, en Navarra todo el alumnado que curse enseñanzas de Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria y Ciclos Formativos de Grado Básico en centros docentes sostenidos con fondos públicos de la Comunidad Foral, es decir, públicos o concertados, está incluido en el Programa de Gratuidad de Libros de Texto.

En La Rioja, Cantabria o la Comunidad Valenciana ofrecen libros gratuitos para la todas las etapas de la Educación Obligatoria. También Ceuta y Melilla, mientras que en Cataluña llegan al 97,8% del alumnado y en Andalucía al 97%. En la otra cara de la moneda está en Asturias, donde solo el 31% del alumnado accede al programa de préstamo y reutilización de libros de textos para centros públicos.

En Castilla-La Mancha hay un 36,4% del alumnado que es beneficiario, un 39,2% en Castilla y León y un 48,7% en Aragón. En Extremadura y Galicia rondan el 70%.

¿Por qué hay tantas diferencias?

¿Por qué hay tantas diferencias entre comunidades autónomas? Según el presidente de Anele, José Moyano, por "una cuestión política". ncluso con comunidades autónomas gobernadas por el mismo signo político, no solo la misma autonomía ha cambiado de modelo, en varias ocasiones, sino que ahora mismo hay diferencias entre ellas", añade.

Moyano explica que los distintos modelos o sistemas de ayuda que ofrecen las comunidades se pueden agrupar en cuatro. Las hay que tienen el préstamo universal, que consiste en la entrega de libros o cheque-libro (en el caso de que haya que renovar o reponer libros) para que la familia los adquieran en las librerías. Otras cuentan con una ayuda para alumnos de familias con un nivel de renta determinado. Las solicitan ellas y las gestionan los centros públicos y concertados. En otras existe un préstamo para las familias que decidan activamente adherirse al programa de libros, mientras que el cuarto modelo consiste en que las familias que lo soliciten reciban una cantidad económica determinada para su compra.

¿Cuál funciona mejor? Para Moyano, la dificultad principal está en la sostenibilidad de los modelos, es decir, que el modelo que se adopte tenga una dotación económica suficiente para que sea sostenible en el tiempo.

Andalucía es un buen ejemplo de esto. En 2006 puso en marcha el modelo de gratuidad universal para los alumnos que estén en centros sostenidos con fondos públicos. Considera que ha ido funcionando bastante bien, pese a algunos parones por los cambios normativos y curriculares que se han ido aprobando desde entonces.

Sin ayudas para Bachillerato

El modelo andaluz atiende desde primero de Primaria hasta 4º de la ESO y la Formación Profesional. Para Moyano esto último es clave, sobre todo cuando muchos alumnos y alumnas optan por este tipo de enseñanza y por el peso que tiene.

Pero también cree que habría que ampliar las ayudas a Infantil y a los dos cursos de Bachillerato, donde las familias de unas y otras regiones se ven obligadas a depositar una gran suma por no pertenecer a la enseñanza obligatoria. "Hay muy pocas ayudas públicas en libros cuando es la etapa educativa con mayor gasto", añade Diego Santamaría, especialista en pobreza de Save The Children.

Pone de ejemplo a la Comunidad de Madrid, donde existen becas de excelencia para este nivel educativo. Pero, lamenta, acaban dirigidas a la población con rentas más altas y al alumnado brillante. "Nos preocupa el grueso, a las que no llegan", indica Santamaría. Sin ellas, "habrá cada vez más familias con chavales y chavalas que al cumplir los 16 años opten por otras salidas, reduciendo el tiempo en el que se están formando".