Artesanía

Joyas para el recuerdo

Cada vez existe una mayor demanda en el mercado de los accesorios hechos con cenizas humanas, una forma de llevar cerca de nosotros a los seres queridos que ya no están

Algunas de las joyas artesanas que elabora Iris Durán.

Algunas de las joyas artesanas que elabora Iris Durán. / Iris Durán

Diego G. Carballo

Al mismo tiempo que evolucionan las sociedades, evoluciona también la forma de velar y recordar a nuestros fallecidos. Hemos pasado por muchas y variopintas formas de honrar a los que han dejado este mundo, desde la momificación y las pirámides del Antiguo Egipto, los funerales vikingos en barcos funerarios o incluso, sin remontarse a tan atrás, las costumbres que acompañaban a algunos soterramientos que ahora no se dan, como las plañideras.

En España, la forma predominante de velar a un ser querido tras su muerte es el entierro o incineración, para tener a esa persona querida en un lugar en el que sus familiares la puedan visitar y recordar. Sin embargo, con el paso de los años, se han hecho lugar nuevas formas de tener a familiares y allegados fallecidos cerca, y es mediante las joyas elaboradas con cenizas.

Esta forma de arte funerario se ha vuelto muy popular como una forma de llevar a una parte del ser querido en una joya, como puede ser un colgante, un anillo, unos pendientes o pulseras, en las cuales se añaden las cenizas bien selladas en su forma habitual o como pigmento para mezclar con resina y hacer el elemento principal del accesorio. Aunque para algunas personas pueda resultar morboso o macabro, para muchos es una forma de superar la pérdida y recordar a la persona que se ha ido de una manera positiva y de llevarla siempre con ellos.

Iris Durán es una artesana y joyera botánica que trabaja en Vigo y que realiza todo tipo de accesorios naturales con plantas y flores autóctonas cultivadas en su propio jardín. Con pasión y amor, como ella misma dice, busca hacer eterna la flora gallega al mismo tiempo que hace estas elaboraciones inspiradas en la tierra, sus vivencias, y otras experiencias.

Durán también utiliza sus conocimientos de joyería en resina y su creatividad para elaborar piezas con cenizas humanas. “Al principio hacía accesorios con flores o coronas utilizadas en entierros, o trozos de una prenda de ropa, y después me empezaron a solicitar hacer cosas con cenizas”, comenta la artesana, que dice haberse sentido inspirada por los elevados precios de este tipo de joyas que hacen que muchas personas no se lo puedan permitir: “Considero que los precios en el mercado estos últimos años se han vuelto muy locos, es muy difícil que puedas acceder a piezas de joyería de este tipo por menos de 200 euros”, comenta. “Voy haciendo principalmente a gente conocida o a través del boca a boca, no es algo que publicara ni publicité en su momento”. Durán forma parte de un grupo de artesanos que cree que la muerte “se está comercializando a unos niveles muy exclusivos y elitistas”, y que buscan romper eso mediante un acercamiento más “de barrio”, como ella lo define.

Iris Durán, en el proceso de elaboración de sus joyas.

Iris Durán, en el proceso de elaboración de sus joyas. / Iris Durán

La artista, que trabajó 11 años como fotógrafa, comenzó hace 4 años a hacer estas elaboraciones después de un tiempo formándose en cursos de botánica y talleres de resina. Se enorgullece de utilizar elementos naturales en sus elaboraciones: “Yo uso pigmentos y cosas naturales. Pruebo diferentes materiales, veo cómo funcionan con la resina y voy haciendo. Fue algo muy orgánico, no es algo que predijera de antes, hice el curso, empecé a enseñar piezas que hacía y sin querer se fueron vendiendo”, asegura. Para ella, todo el proceso lleva una connotación “muy emocional y espiritual”.

Para la elaboración de las piezas, Durán utiliza la ceniza como pigmento, moldeándola en diferentes formas y elementos. Primero hace cuatro capas de resina, y tras las dos primeras capas irían las cenizas. “Normalmente hablo con quién me la encargó porque me gusta conocer más sobre las cenizas con las que estoy trabajando, cómo era, cómo se vestía, qué le gustaba... me ayuda mucho a hacer una pieza en conjunto para esa persona”, añade Durán. A continuación, boceta el diseño y lo acuerda con la persona que lo ha encargado, y lo finaliza con algún detalle como puede ser la inicial del nombre del fallecido, algún trozo de ropa, cosas que le recuerden al cliente al fallecido, o incluso flores. Finalmente, se cierra con las dos últimas capas de resina y se cierra, pule y lija.

El proceso, según la artesana, lleva tiempo, alrededor de tres meses mínimo desde que recibe las cenizas. Sus diseños llevan materiales naturales y resinas ecológicas, en lo que define como un proyecto de “compra de barrio” acorde a sus valores, por lo que hay una demora mayor a la hora de conseguir los materiales.

Más que un accesorio

A Iris Durán lo que más le piden son anillos y colgantes, aunque asegura que las posibilidades son muy amplias. “Lo más típico serían anillo y colgante, especialmente el colgante, es lo primero por lo que te preguntan”, dice. “Antes de hacer colgantes, lo que más hacía eran piezas de decoración, para tener en casa, pero ahora me piden más piezas de joyería que puedan llevar con ellos. Al principio me parecía muy drástico llevar las cenizas visibles (en vez de mezcladas como pigmento), entonces le añadía flores”. Otras posibilidades son collares, pulseras o pendientes.

Su clientela abarca todo tipo de edades, pero dice que le sorprende la cantidad de gente de 30 o 40 años que le ha hecho encargos: “Es alucinante cuando das una entrega y ves lo importante que es para esa persona esa pieza, la necesidad que tenía de llevar consigo a ese ser querido. Eso, para mí, es lo que me lleva a hacer esto”, relata Durán.

Además, se pueden encontrar otros tipos de arte funerario, como pueden ser urnas personalizadas o decoradas, elementos decorativos del hogar hechos con parte de las cenizas o algún tipo de recuerdo de la persona, y hacer un pequeño “altar” de recuerdo. Otro proyecto que se está popularizando es la utilización de los restos cremados del allegado en una planta, enterrándolos y plantando una semilla en la que van incluidas las cenizas para que bien crezcan flores, un arbusto o un árbol alimentado de esos restos y que sirve para dar vida a algo nuevo y asociar esa planta a la persona.

“Es algo que cada vez hace más gente”, afirma Durán, que vio como los pedidos se le disparaban en los últimos dos años. “Antes era muy difícil hablar de estos temas, era muy tabú. En Occidente somos un poco más cerrados a este tipo de temas, y ves que en Latinoamérica lo veneran y trabajan mucho, lo celebran, y similar en Oriente”, asegura, y lamenta que, en ocasiones, todo quede muy reducido al clásico entierro religioso: “A mucha gente que ha fallecido a mi alrededor que no es católica le ha pasado que llega ese momento y lo que te encuentras es lo básico, un cura y una misa, cuando realmente necesitamos mucho más”. La artesana aboga por dejar de hacer las cosas tan por el “qué dirán” y por las tradiciones, y cumplir los últimos deseos de los fallecidos, para que tengan un final acorde a sus creencias y valores.

Artesanía para no olvidar a las mascotas

Una de las creaciones con cenizas de mascotas.

Una de las creaciones con cenizas de mascotas. / Iris Durán

Dentro del mercado de los accesorios funerarios, uno tan o más boyante que el de las cenizas humanas es el de las mascotas. Durán asegura que recibe muchísimos encargos de este tipo, en cantidades mucho mayores que con cenizas humanas: “Continuamente tengo que decir que no”, dice, ya que no da abasto con los encargos. De hecho, la artista comenzó a experimentar con los accesorios con cenizas humanas gracias a los encargos que le hacían sus amigas de sus mascotas: “Empecé a hacer pruebas con las mascotas de una de mis amigas, que trabaja en una protectora y tiene muchos perros, y querían un recuerdo”, comenta.

Al fin y al cabo, las mascotas cada vez se van solidificando como parte de nuestras familias, y como un miembro más de ella, cuando mueren el dolor puede ser distinto al de una persona, pero es un momento difícil, especialmente para personas jóvenes que han crecido con sus gatos, perros u otros amigos de cuatro patas durante más de 10-15 años. De la misma forma que las joyas con cenizas humanas, con las de animales se pueden hacer colgantes, anillos, collares, pulseras y todo tipo de elaboraciones artesanas para recordar a los pequeños amigos peludos que nos acompañan fielmente en la vida.