Barómetro sobre soledad no deseada

Los jóvenes se sienten más solos en las zonas rurales y los mayores en las ciudades

Carecer de estudios superiores eleva la probabilidad de sufrir soledad no deseada en un 50%, según un nuevo estudio sobre este problema social

La soledad no deseada es un estado emocional de aislamiento, incomprensión y exclusión social.

La soledad no deseada es un estado emocional de aislamiento, incomprensión y exclusión social. / FREEPIK.

Patricia Martín

La soledad no deseada es un problema invisibilizado y extendido, según revela un estudio realizado por las fundaciones ONCE y Axa, en el marco del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada, que indica que sufren este fenómeno social, en el momento actual, el 20% de la población española y el 13,5% de manera crónica (es decir, durante dos años o más).

La investigación sociológica indica, además, que no existen grandes diferencias de prevalencia entre el ámbito rural y urbano, pese a que en el campo hay menos servicios públicos y la despoblación crece como una mancha de aceite.

De hecho, hay una ligera menor incidencia en los municipios de menor tamaño (lo sufren el 17,6%) y la mayor recurrencia (el 22,8% de los habitantes) aparece en las poblaciones de hábitat intermedio (de entre 10.000 y 50.000 habitantes), quizá porque en los pueblos los vecinos y la comunidad está más presente en la vida diaria de las personas.

Atendiendo a la población por edades, el sentimiento de soledad es más intenso en los jóvenes de las zonas rurales (puede alcanzar a casi cuatro de cada diez) y disminuye en las urbes (21,8%). Y, sucede a la inversa con las personas mayores, es más prevalente en las ciudades (la sufren el 25,1% de las personas de 65 años y más, frente al 12,7% en los municipios pequeños).

“Este hallazgo tiene implicaciones sobre el análisis y las políticas del fenómeno de la despoblación y el envejecimiento de la población de la España rural”, avisa el Observatorio. Además, otro factor a tener en cuenta es que las mayores tasas de soledad entre las mujeres se encuentran los núcleos urbanos.

La educación

También la educación aparece como factor desencadenante del problema social que implica la soledad no deseada, que es un sentimiento y no está intrínsecamente relacionado con vivir solo o la falta de relaciones sociales. Según el barómetro, entre las personas que tienen un nivel educativo inferior a la educación primaria la incidencia es más de diez puntos superior a las personas con educación superior (25,5% frente 14,7%), por lo que carecer de estudios superiores eleva la probabilidad de sufrir soledad en un 50%.

Los expertos relacionan esta circunstancia con otras situaciones relacionadas con la falta de estudios superiores, como los problemas para la inserción laboral o la falta de ingresos. De hecho, las personas en desempleo tienen una tasa de soledad no deseada de más del doble que los ocupados (36,3% frente a 16,2%) y cuatro de cada diez personas que tienen dificultad para llegar a fin de mes también sufren aislamiento involuntario.

La discapacidad

“La prevalencia de la soledad no deseada es más elevada entre las personas que tiene dificultades en otras áreas, como la salud, la economía, el desempleo o la discapacidad”, indica el informe del Observatorio. En este último colectivo, de forma preocupante la mitad de las personas con discapacidad sufren soledades, frente al 19,01% de las personas sin discapacidad.

Teniendo en cuenta, por tanto, que “es un problema profundo y extenso […] que suele ser el desencadenante de otros graves problemas”, según ha destacado Josep Alfonso, director general de la Fundación AXA, nueve de cada 10 españoles considera que la soledad no deseada debería ser una prioridad para las administraciones. El 47% considera que debería ocuparse el gobierno central, el 26% el municipal, el 16% el autonómico y un 8% las oenegés.

A este respecto, el 60% opina que los mayores esfuerzos los realizan las entidades sociales, seguido de los municipios. Y también contribuyen los ciudadanos (el 79% dice que hace lo que puede para ayudar a personas solas), aunque la mayoría dice que les gustaría poder hacer más.

El ministro de Derechos Sociales, Pablo Bustinduy, que ha asistido a la presentación del barómetro, ha indicado que el Gobierno toma nota de estas conclusiones y llevará a cabo acciones dentro del proyecto destinado a “universalizar los derechos sociales”.