Yoga

Los hombres 'saludan' al yoga

Los varones continúan siendo minoría en las clases de yoga, pero cada vez más se incorporan a la práctica de una disciplina que tiene en cuenta tanto el beneficio y el bienestar físico como el emocional

La profesora Xuan Lan defiende que es una cuestión «de autocuidado», más allá de géneros

Un 'yogui'.

Un 'yogui'. / Levante-EMV

Miriam Bouiali

El yoga ha sido una disciplina relacionada, tradicionalmente, con la mujer. Estiramientos, movimientos lentos, flexibilidad, equilibrio... todo hacía apuntar a que su práctica era más propicia para las mujeres que para los hombres, siempre en busca de fuerza y más potencia en la práctica deportiva, según los cánones, roles y tópicos que se asociaban a la masculinidad y la feminidad. Los tiempos cambian y al igual que cada vez hay mujeres abriéndose camino —y con éxito— en deportes masculinizados, también hay hombres que apuestan por el yoga.

Dejando de lado al profesorado, las clases de estudios, academias y gimnasios cuentan, por lo general, con más chicas ‘yoguis’ que chicos, pero estos han empezado a a practicar. Así lo confirma Xuan Lan, una de las referentes de la práctica de yoga en España y que recientemente ha publicado su segundo libro, "La buena hija vietnamita" (Grijalbo, 2024).

La profesora, con miles de seguidores en redes sociales y en su plataforma online, recuerda que en origen «el yoga era más masculino en la India», aunque la tendencia es inclinarse hacia «las actividades más físicas, de competición y masculinidad». «Pero cuando se entiende que el yoga puede ser complementario al deporte que realiza, que ayuda a estar más concentrado, a dormir mejor y a cuidarse, ya se quita el género de hombre o mujer. Es un tema de autocuidados», defiende.

Por eso, confirma que «hay cada vez más hombres en clases de yoga», aunque también reconoce que «les da vergüenza porque físicamente son menos flexibles que las mujeres. Son vergonzosos, pero cuando entienden los beneficios, vienen regularmente», apunta la profesora.

«Invito a todos los hombres a hacer unas clases o, si prefieren solos, que prueben con vídeos online», propone. «Que intenten conectar con su cuerpo sin buscar la meta, y que vean que podemos conectar con una actividad física que pasa a ser mental y espiritual, de manera muy agradable»

Mejora en la salud

Quien ya ha probado los beneficios del yoga y ha decidido mantener la práctica es Vicent Barrachina. Este joven de 23 años explica que practicaba habitualmente varios deportes, y que hace tres años llegó al yoga por recomendación de su fisioterapeuta. «Empecé por un problema en la espalda, no tenía suficiente movilidad y también me afectaba a los nervios», recuerda.

«De otra manera, me hubiera costado más acercarme, pero lo incorporé por salud y ahora lo hago una vez a la semana y estiramientos en casa. Siempre he sido una persona muy reticente a cosas espirituales y meditación, pero sí que me gustan los estiramientos y la parte más deportiva», explica.

«Noto que me destensa y que también tengo más energía. Cuando estoy estresado, el yoga es como una pastilla. Dedicas una hora a ti mismo, a cuidar el cuerpo y a dedicarte a las partes que no prestas atención», añade.

Eso sí, reconoce que «lo más normal es ser el único chico en clase». «Normalmente hay mujeres jóvenes y mayores. Quizás es por la asociación de que los hombres son más duros y fuertes y se quieren desarrollar más físicamente, y las mujeres tienen más flexibilidad y delicadeza y apuestan por los estiramientos, pero lo recomiendo totalmente», añade el joven estudiante.

También en niños y niñas

Los estudios sobre la práctica de yoga en España son limitados. Según Statista, el 19 % de los encuestados de España practican yoga o pilates al menos una vez a la semana, siendo la India el que más porcentaje tiene (un 30 %) y destacando también otros países como Canadá, Gran Bretaña o Estados Unidos. Por detrás de la práctica de España están China o Francia, entre otros.

Xuan Lan destaca también que, además de en hombres, ha aumentado la práctica de niños y niñas. «Como no es competitivo, pueden jugar y hacer posturas de animales mientras estiran y también hay que destacar la meditación. Si dejas que los niños tomen la costumbre de estar en silencio con ellos mismos, a escuchar sus emociones y conocer su cuerpo, de mayor serán más atentos y sensibles a los cambios emocionales y evitaran dolencias que muchos adultos tienen», defiende.