Hoteles con historia (VII)

Un negocio cimentado en las (probables) visitas de Hemingway: las mil y una vidas del segundo hotel más antiguo de España

Aunque no está nada claro que el escritor estadounidense se alojara en el establecimiento de la plaza del Castillo cuando se quedó fascinado por los Sanfermines, todo gira en torno al autor de Fiesta en el Gran Hotel La Perla

Hotel La Perla, en Pamplona.

Hotel La Perla, en Pamplona. / Gran Hotel La Perla

Hay lugares que han unido su destino al de la literatura. Solo en España hay muchos ejemplos: La Mancha va intrínsecamente ligada a El Quijote, el Café Gijón de Madrid lleva en su esencia las tertulias en las que participaban Pérez Galdós o Valle-Inclán, el majestuoso Palacete Aldaya de la Avenida del Tibidabo de Barcelona siempre se relacionará con La Sombra del Viento… y el Gran Hotel La Perla de Pamplona ha explotado desde siempre su relación con Ernest Hemingway. La ha explotado mucho. En lo que nunca habrá consenso es en si esa relación existió de verdad o fue fruto de la imaginación. O del afán por atraer a sus admiradores.

Este majestuoso edificio con siglos de historia es una oda a las letras más puras. Aunque, eso sí, su aspecto ha cambiado mucho. Se inauguró en 1881, vivió una época de esplendor, cayó en el ostracismo más absoluto y resurgió de sus cenizas convertido en un alojamiento de cinco estrellas en 2007. De hecho, es el único hotel de la máxima categoría de la capital de Navarra. Esa, por supuesto, es de por sí una seña de identidad, más aún en una ciudad acostumbrada a acoger a turistas por miles. Especialmente en los primeros días de julio, cuando se celebran las mundialmente conocidas fiestas de San Fermín. El patrón también tuvo mucho que ver con la fascinación de Hemingway por esas calles adoquinadas.

En sus inicios, el Hotel la Perla disponía de 31 camas y ofrecía a sus huéspedes un servicio nada baladí: transporte en carruaje hasta la estación de ferrocarril. En su historia este establecimiento también ha escrito su nombre en la historia de Pamplona por su espíritu pionero: instalaron los primeros ascensores de la zona (en principio solo destinados a subir y bajar equipaje), celebraron pronto banquetes de boda y sedujeron a generaciones de la familia real. Bajo su techo han dormido Alfonso XIII, Juan de Borbón y los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía.

No son las únicas celebridades que se han dejado ver en un alojamiento que siempre ha destacado por su ubicación. Es la opción de más categoría que se puede conseguir sin renunciar a estar en el casco viejo. Y sus vistas a la plaza del Castillo son difícilmente igualables. Lo saben Woody Allen, Charles Chaplin, Imperio Argentina, Mario Vargas Llosa, Antonio Gala, Chalie Sheen, Joaquín Sabina, Manolete… Solo por mencionar algunos nombres destacados de una lista que está lejos de escribir su última página.

Fiesta y un deseo

Pero si hay un hombre que destaca por encima del resto ese es el autor de Por quien doblan las campanas o París era una fiesta. La alargada sombra de Hemingway se ha convertido en el reclamo principal del establecimiento y se nota en cada pared y en cada publicación de sus redes sociales. Una de sus suites, la 201, lleva su nombre, y sus responsables aseguran que era la favorita del escritor en sus estancias en Pamplona. Sin embargo, estas famosas estancias están cubiertas por un halo de duda. Son muchos los expertos que afirman que el periodista estadounidense nunca se alojó en La Perla. Es la conclusión que sacan del análisis de sus propios escritos. Afirman más bien que optó por dormir en una pensión de la calle Eslava, en el Hotel Quintana, en el Ayestarán e incluso en la vivienda de un amigo.

Sin embargo, los dueños y el propio Ayuntamiento prefieren hacer oídos sordos a estas teorías. De hecho, en la propia web del Consistorio se puede consultar un artículo en que se cuenta que Hemingway recaló en La Perla el 6 de julio de 1923. Incluso dan detalles de cómo había hecho la reserva con antelación (y mediante telégrafo), pero al llegar se encontró con un error que a punto estuvo de dejarle en la calle.

Sea como fuere, hoy en día siguen siendo muchos los turistas que se acercan al céntrico establecimiento con la esperanza de revivir lo que sintió el genio en los días en los que encontró la inspiración para redactar Fiesta. En la actualidad, encontrar una habitación en septiembre es fácil a cambio de algo más de 230 euros de media. Eso sí, sin desayuno. En su última remodelación, que concluyó en 2007, subieron la oferta a 44 habitaciones.

.