Crimen sin resolver

Detectoristas de metales ayudan a Mossos en la búsqueda de una mujer asesinada hace 13 años

El asesino confesó, 6 años después de entrar en prisión, la ubicación del cuerpo en un paraje de Mediona

Los voluntarios buscaban un teléfono móvil y unas llaves con sus herramientas de detección

Detectoristas de metales catalanes durante una jornada de reunión de la ADC

Detectoristas de metales catalanes durante una jornada de reunión de la ADC / CEDIDA

David López Frías

Los Mossos d'Esquadra acometieron durante la mañana del sábado 13 de junio una intervención pionera hasta la fecha: contaron con la colaboración de la Associació de Detectoristes de Catalunya, para intentar hallar el cuerpo de una mujer fue asesinada en 2011. Aunque el autor fue castigado con 13 años de prisión, el cuerpo nunca apareció.

En un último intento de encontrar los restos, la policía autonómica catalana organizó una batida en una zona boscosa del municipio de Mendiola (Barcelona). Una operación que congregó a medio centenar de personas. La mayoría, cerca de 40, eran miembros de la entidad que aglutina a los detectoristas de metales de Cataluña. El resto del contingente estaba conformado por agentes de policía, la Unitat Canina de los Mossos y miembros de la Associació de Defensa Forestal (ADF) de Mediona, así como el alcalde del municipio.

Durante la búsqueda, que comenzó a las 8 de la mañana y terminó en torno a las dos de la tarde, había dos objetos clave que podían ser localizados gracias a las herramientas de los detectoristas: un móvil y unas llaves. La expedición peinó una zona de terreno rural de Mediona, que es el sitio que el culpable marcó, en 2017, como el lugar en el que enterró el cadáver en marzo de 2011.

El móvil

El teléfono móvil ha sido la gran clave de este suceso desde su inicio. La víctima, de Mataró, subió su número a un programa de contactos de la tele, y así conoció a un hombre de Capellades que le acabó presentando a su hermano. Con este último empezó a intimar y quedaron para pasar un fin de semana en el domicilio del varón, en la localida de Capellades (a unos 100 km del domicilio de la mujer).

Él fue a buscarla la tarde del 11 de marzo y la condujo a su casa. Durante los día siguientes, mantuvieron violentas discusiones y él la agredió haciéndola sangrar. El 12 de marzo, a las 22:39 horas, el móvil de la víctima dejó de emitir señal alguna de posicionamiento, según recoge la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya, que consideró probado el asesinato, a pesar de que el autor material no dijo dónde había enterrado el cadáver.

Ese teléfono móvil era uno de los objetos que perseguía la búsqueda de este sábado. Porque el asesino confesó en 2017, ya cumpliendo pena, dónde había ocultado los restos mortales. Por ello, la policía catalana solicitó colaboración a los detectoristas de metales: porque cuentan con equipos especiales para hallar piezas metálicas en el subsuelo. Una operación estaba prevista inicialmente para el sábado 28 de junio, aunque las condiciones atmosféricas (una gran tromba de agua caída sobre la zona aquella mañana) llevaron a su aplazamiento.

Coordinación

La operación se desarrolló en una superficie de unas 4 o 5 hectáreas y se consiguió una buena coordinación entre todos los grupos: los detectoristas advertían del hallazgo de algún metal, los forestales despejaban los matorrales de la zona con desbrozadoras y vehículos especiales y los agentes de la policía rastreaban un terreno que ha cambiado notablemente de aspecto en los últimos tiempos a causa de fenómenos meteorológicos.

Según ha podido saber este diario, los Mossos no dudaban de la veracidad de la confesión del autor material del crimen, dado que él ya estaba preso y cumpliendo condena. Sin embargo, y tras más de 6 horas de trabajo en conjunto, no se consiguió ubicar el cuerpo de la mujer asesinada. Se desconoce si los restos fueron desplazados por algún proceso natural o si fueron trasladados por alguien a alguna otra zona.

Esta era, según fuentes policiales, la última intentona de recuperar los restos mortales de la mujer. Y aunque no se ha conseguido hallarlo, el buen trabajo coordinado de la policía con estos voluntarios ha sentado un precedente que podría volver a darse en el futuro, de cara a resolver otros casos.