Epidemias

Colorado informa de cinco casos humanos de gripe aviar H5N1 altamente patógena

Científicos españoles hallan el primer mamífero infectado en la Antártida, un elefante marino

Una explotación avícola en Estados Unidos

Una explotación avícola en Estados Unidos / AP

Rafa López

Funcionarios sanitarios del estado de Colorado (Estados Unidos) han informado de cinco casos humanos de gripe aviar H5N1 altamente patógena. Se trata de trabajadores avícolas y su estado no reviste gravedad, informó el Departamento de Salud y Medio Ambiente de Colorado (suroeste de Estados Unidos).

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) confirmaron cuatro de los casos y un caso adicional se presume positivo y está pendiente de confirmación por los CDC.

Los trabajadores estaban sacrificando aves de corral en una granja en el noreste de Colorado y presentaban síntomas leves, incluyendo conjuntivitis (ojo enrojecido) y síntomas comunes de infección respiratoria. Ninguno fue hospitalizado. Los epidemiólogos sospechan que los casos de los trabajadores avícolas son consecuencia de trabajar directamente con aves infectadas. La investigación está en curso con el apoyo de los CDC.

En total, en Colorado han tomado muestras a 55 trabajadores de granjas avícolas por el reciente brote de gripe aviar, todos ellos con síntomas compatibles.

Tras matar millones de aves y extenderse a decenas de especies de mamíferos en varios continentes, el virus sigue dando pasos. El domingo se anunció el primer caso de un mamífero marino en la Antártida infectado por gripe aviar H5N1 altamente patógena. Se trata de un elefante marino que fue encontrado muerto en la isla Robert.

Este hallazgo se debe a un grupo de investigadores españoles del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBSO-CSIC), del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Según indica esta institución científica en una nota, esta detección indica la propagación de la enfermedad a otros grupos de animales con consecuencias desconocidas para la vida silvestre y los ecosistemas antárticos.

La primera evidencia fiable de la propagación del virus en la Antártida se conoció el pasado mes de febrero, cuando los científicos españoles Antonio Alcamí y Ángela Vázquez encontraron la infección en muestras de aves recolectadas por científicos argentinos cerca de la base antártica Primavera.