Japón se perfila como la llave para España

La selección española ha quedado encuadrada en el Grupo B y, más allá de los rivales, el orden de los partidos es fundamental. En este sentido, la Roja ha compensado la mala suerte de tener que medirse a Alemania ya que se medirá a los germanos en el segundo encuentro y podría tener un margen de seguridad si se impone en el debut (ante el vencedor del Costa Rica - Nueva Zelanda) y, al mismo tiempo, le quedaría una última bala en el tercer partido del grupo frente a Japón.ç

Los partidos del debut tradicionalmente tienen gran trascendencia. España ganó el Mundial de Sudáfrica tras perder en el estreno frente a Suiza en la excepción que confirma la regla. A partir de entonces, el equipo estuvo contra las cuerdas y afrontó con gran presión los enfrentamientos frente Honduras y Chile, que ganó para pasar ronda.

La cara opuesta fue en el Mundial de Brasil 2014 cuando la derrota ante Holanda dejó a la selección muy tocada y no levantó cabeza. En 2018, la Roja salvó los muebles con un empate frente a Portugal y aprovechó las cartas de cerrar el grupo frente a Irán y Marruecos.

Debut clave

En este caso, la Roja debería imponerse al vencedor del Costa Rica - Nueva Zelanda, que se juega a partido único el 13-14 de junio en Catar. El triunfo el 23 de noviembre permitiría tener un colchón para el segundo encuentro ante Alemania, del 27 de noviembre.

Un nuevo triunfo frente a los germanos daría el pase a los octavos, pero en caso de tropiezo, quedaría el comodín de Japón del 1 de diciembre. Un rival complejo, pero asequible para una selección de Lucho que, pese a su juventud, ya ha afrontado partidos a cara o cruz con éxito, como se vio en la última Eurocopa del 2021.

Experiencias positivas

Entonces, los dos empates ante Suecia y Polonia obligaron a jugar una final anticipada frente a Eslovaquia que solventó, además de ganar a Croacia y Suiza en los cruces antes de caer en semifinales en los penalits.

El equipo también demostró su carácter, clasificándose por la puerta grande para la Final Four de la UEFA Nations League con un 6-0 ante Alemania y competiendo en la fase final de Milán, derrotando a la anfitriona Italia y cayendo de forma polémica en la final ante Francia.

En el camino hacia Catar, también mostró temperamento venciendo los dos últimos partidos en los que no había red en Atenas frente a Grecia y a Suecia en La Cartuja de Sevilla.