España pega fuerte

La Roja, lúcida y muy eficaz en las áreas con Lamine y Unai, funde a Croacia

La selección española no falla su primera prueba europea

ABEDIN TAHERKENAREH

José Sámano

Una España muy lúcida en las áreas condenó a Croacia, tan sometida por las llamaradas de Fabián y Lamine como frustrada por la barricada de Unai. La Roja tuvo el mazo que le faltó al grupo de Modric, siempre a rebufo hasta que el portero del Athletic se hizo un nudo con los pies antes de que el propio guardameta bloqueara el tanto croata ya con 3-0 en contra. Para entonces, el equipo de De la Fuente había mandado a la lona a los croatas de forma inusual: con más pegada que control. Toda vía puede ser válida y el grupo español supo interpretar mejor cada momento del choque.  

Tan inconsecuente puede ser el fútbol que en lo peor puede suceder lo mejor. Le ocurrió a España, que madrugó bien, con Croacia empastada en su rancho y apurada una y otra vez. La Roja encapotaba a su rival con mucho colmillo en la presión. Pero los croatas tienen muchas cicatrices y acertaron a dar un vuelco al partido en cuanto se enchufaron sus mediocampistas. Justo cuando el regimiento de Modric giró el devenir del reto y la Roja se destiñó llegó el júbilo español. Andaba afeitado el cuadro de De la Fuente, sin los patines de Nico y Lamine, estrujado Pedri y perdida la baliza de Rodri, cuando Fabián hizo de sonajero.

De entrada, el jugador del PSG filtró un pase clínico a Morata. Con los centrales ajenos como estalactitas, el capitán español se plantó ante Livakovic y le dejó sonado. A la primera, Morata redimió al Morata atormentado con el jaleo exterior. Sin demora, el cadete Lamine -el más joven debutante en una Eurocopa- se sacudió el mal de altura. Por fin fue el osado Lamine, por mucho que se viera ante un safari croata, con una tropa a su arresto, de emboscada en emboscada. El chaval se citó con Pedri y el canario conectó a Fabián, que no estampó un gol, sino un golazo. Con dos moñas sentó a sus centinelas, ajustó su lubricada zurda y España cantó el segundo bingo.

De repente, una selección con colmillo en las áreas, donde abundan los cocodrilos. Una Roja con más crochés que fútbol hilado. A la pegada en territorio adversario respondió de maravilla Unai Simón, que mereció más de un sombrerazo en los remates con mala uva de Kovacic y Brozovic. Junto a Modric suman 375 partidos internacionales.

Croacia, pese a tanto pretoriano eterno no es un equipo enmohecido, y tuvo otra oportunidad en un toque cruzado de Gvardiol que se quedó a un meñique del gol. De la respuesta se encargó Lamine, cada vez más emparentado con el mejor Lamine. Con esa zurda servicial que le distingue apadrinó el 3-0. Carvajal, a los 32 años en su primera Eurocopa, bien que se lo agradeció. Los súbitos flirteos del madridista con el gol merecen un certamen de sabios.

En media jornada, España ya tenía el duelo a los pies. Activado el segundo acto, la misma trama. De Lamine a Unai, gobernantes del choque, para desconsuelo de Croacia. El barcelonista, definitivamente emancipado a los 16 años, mantenía en jaque a los rivales. Livakovic aplazó su récord del goleador más precoz en una Eurocopa. Otra travesura suya acercó a Morata al doblete, pero su rechace con un muslo no fue preciso. En la otra dirección, a Unai le custodiaba mejor que nadie Cucurella, al que no se preveía como titular. En Berlín se pudo constatar su mayor cuajo defensivo que Grimaldo.

El encuentro era una sucesión de descargas, con los gabinetes de medio campo como simples apeaderos. Nada que ver con la naturaleza de la Roja, pero esta vez había encontrado los atajos adecuados hacia Livakovic. La lesión de Morata poco después de la hora y más tarde unas molestias de Rodri alteraron el tramo final de España. Al igual que una pifia casi terminal de Unai, tan categórico hasta ese instante.

El meta alavés acostumbra a ser bizarro con los pies, lo que le ha creado más de una amargura. Le sucedió de nuevo en Berlín y como derivada a Rodri le costó un penalti. Unai, presunta víctima, hizo de verdugo, y se liberó al detener el lanzamiento. Pero el rebote le llegó a Petkovic, que embocó. Los rayos x del VAR pillaron a varios croatas de aventura por el área antes del tiro de penalti. Croacia no tuvo alivio y España se cruzará el próximo jueves con Italia con mayores convicciones.