Rodri y Fabián dan jaque mate a la Georgia de Sagnol

En un partido en el que los peones georgianos se estaban imponiendo a los alfiles de De la Fuente, los goles de los centrocampistas rescataron a una España a la que desfiguró el planteamiento del rival

Rodri Hernández, MVP del España-Georgia: "El equipo ha sacado carácter y orgullo"

Rodrigo Hernández habló tras el partido ante Georgia / Teledeporte

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

España regresaba a la cuenca del Ruhr, esta vez a Colonia en lugar de Gelsenkirchen, para enfrentarse a una Georgia rocosa. Partido de pico y pala a pie de mina. El 5-3-2 en que ha acomodado Sagnol a su selección le ha sentado como un guante, ofreciendo inmejorables resultados en esta Eurocopa en la que se ha estrenado metiéndose en octavos.

A contracorriente, por primera vez

El duelo era una partida de ajedrez. Los peones de Sagnol contra los alfiles de De la Fuente. Pero el francés, disfrazado del hermético Karpov, cerró los espacios a Lamine y Nico para desactivarlos, lo que obligó a Rodri y Fabián a llevar el partido a los pasillos ante la tupida defensa georgiana. España se movió con entusiasmo en el cuarto de hora inicial, pero sin concretar. Y en la primera ocasión en que llegó el balón al área de Unai Simón, minuto 17, una pelota cruzada fue rematada por Le Normand a su red. Por primera vez en la Eurocopa España recibía un jaque y nadaba a contracorriente. Momento de comprobar el carácter y la entereza de esta joven selección.

La impaciencia es inherente a la juventud y el gol atropelló el juego español al tiempo que envalentonaba el georgiano. Por primera vez en el torneo España se desfiguraba. Las contras caucásicas castigaban el desasosiego español y cerrados los carriles, Nico y Lamine perdían brillo. Sostenía Bobby Fischer que “la táctica fluye a partir de una posición superior”. Y España no fluía porque tenía una posición inferior, y no solo en el marcador. No ayudaba la intrascendencia de Pedri ni un Morata romo. Karashkelia, como decía Mamardashvili, parecía mejor que todos los españoles, aunque quien sostenía el marcador era el portero del Valencia. Hasta que Rodri se asomó al área rival, por primera vez esta Eurocopa, y tras recortar soltó un zarpazo a la red con la izquierda. A falta de alfiles y de caballos, una torre ponía las tablas. Veinte minutos había necesitado España para recomponerse, con más empeño que brillantez.

Georgia olía sangre y Kvaratskhelia a punto estuvo de volver a dar jaque a los de De la Fuente otra vez con un disparo desde su campo con Unai fuera de sitio. España no se dejó intimidar y generó inmediatamente una falta en la que Mamardashvili negó el gol a Lamine, pero la jugada no murió y el ‘Niño’ regaló con desparpajo una rosca deliciosa al área georgiana, donde apareció la otra torre española, Fabián, para cabecear a la red. En un partido de pico y pala, los dos centrocampistas españoles sumaban su consistencia para descifrar el sudoku georgiano. Adonde no llegaba el frenesí de los jóvenes, apareció el oficio de dos veteranos. El tanto desfondó a los de Sagnol y aparecieron los espacios que Nico y Dani Olmo utilizaron para disfrazar de goleada (4-1) un partido que tuvo tintes agónicos.

Lecciones para lo que viene

El partido evidenciaba algunos rasgos de esta selección de De la Fuente que convendrá tener en cuenta de cara a los duelos que quedan, empezando por el de Stuttgart ante Alemania. Su tripleta atacante tiene vértigo y desborde, pero le falta gol. Cuatro partidos después Morata, Lamal y Nico suman dos goles. Los extremos definen a esta España, pero no intimidan en el área. En la mediapunta, Dani Olmo da más que Pedri, sin enamorar tampoco. Por contraposición, su dupla de mediocampistas, Rodri y Fabián, muestran una jerarquía y un criterio que equilibra al equipo. Además de los tres goles que acumulan entre ambos, siempre incisivos al pisar el área. Y en defensa el equipo dejó dudas de cara a lo que se viene ante Musiala, Wirtz, Gundogan y compañía.

Sin embargo, es bueno que se haya rebajado el souflé. Era demasiado cómodo y fácil todo. España ha salido de este partido con un par de cornadas. Esos veinte minutos abajo en el marcador serán los que forjarán el carácter del grupo. Nadie dijo que fuera a ser fácil. Y ya sabemos que se nos dan mejor los gigantes que los molinos. Abróchense los cinturones porque vienen curvas. Alemania, quizás Francia, a lo mejor Portugal…