¿Es malo beber agua del grifo? Los expertos responden

Los españoles consumimos 6.312 millones de litros de agua embotellada

El cloro y el plomo no son los únicos elementos químicos sospechosos

Se puede ahorrar en la factura del agua

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En el año 2018 y según informaciones de Greenpace, los españoles consumimos 6.312 millones de litros de agua embotellada, lo que equivale a unas diez millones de botellas diarias. Sin duda, uno de los motivos que se esconden tras este consumo masivo de agua embotellada es la creencia generalizada de que resulta más beneficiosa que el agua del grifo debido a la diferencia en la cantidad de minerales. ¿Pero es esto cierto? ¿Es malo beber agua del grifo tal como suele pensarse? Como explican desde Muy Interesante, "el agua que nos llega a casa a través del grifo no tiene ni microorganismos ni sustancias contaminantes".

En concreto, una de las principales preocupaciones de los consumidores es el cloro. Según la especialista en seguridad alimentaria Gemma del Caño, esta "desinfección es un proceso agresivo, pero debemos estar tranquilos ya que la cantidad de desinfectante se regula dependiendo de la calidad del agua que llega a la planta de tratamiento" y siempre sin superar los límites legales establecidos. Y para más seguridad, añade la experta, "en estas plantas el agua pasa más controles incluso que en las plantas envasadoras, así que no, no hay riesgos de intoxicación". Podemos beber agua con tranquilidad de la red de agua potable.

Esto mismo apuntan desde Eldiario.es, donde dedican especial atención a otro de los elementos que genera más preocupación en los consumidores: el plomo, venenoso debido a su alta reactividad.

"El plomo de las tuberías, por encontrarse formando una estructura sólida, no se liberará de forma iónica, pues el pH del agua no es lo suficientemente ácido para que se produzca tal liberación". Una realidad científica que está probada empíricamente a lo largo de siglos y siglos: de no ser verdadera, "serían miles los muertos desde la época del imperio romano". Además, las tuberías de plomo son cada vez menos habituales.

Pero el cloro y el plomo no son los únicos elementos químicos sospechosos, sino que también encontramos otros profundamente tóxicos como "el mercurio, el cadmio y los nitratos de los pesticidas agrícolas". Pero el riesgo es nulo. Como señalan desde Eldiario.es, "del agua de consumo se hacen constantes controles en toda la red de abastecimiento del país y cuando se detectar una fuga o una contaminación del origen que sea, se emite aviso a la población para que la evite hasta que se solucione el problema". La inmensa mayoría del tiempo, mientras no hay avisos, el agua del grifo es completamente saludable.

Otra asunto diferente es el sabor. La presencia de cloro o de cal, el tipo de tuberías o la procedencia del agua de cada ciudad o pueblo son factores que pueden condicionarlo. En ese sentido, algunas personas "prefieren comprar la garrafa de agua porque la del grifo directamente les sabe mal". No obstante deberíamos tener en cuenta dos aspectos fundamentales. El primero de ellos es que beber agua del grifo es más barato. Y el segundo de ellos es que resulta medioambientalmente más sostenible y saludable. A fin de cuentas, la botella de agua es generalmente de plástico, un elemento muy contaminante.