Salud pública

Alerta por una epidemia de tosferina en Europa: Extremadura registra ocho casos en lo que va de año

La región extremeña mantiene la calma ante una infección que está creciendo en el país. La UE avisa del riesgo para los bebés y llama a la vacunación

Cataluña está viviendo la peor ola de tosferina de la última década con más de 11.000 casos detectados en lo que va de año y en Aragón rozan las 300 infecciones, mientras en Extremadura solo se han registrado ocho casos de esta enfermedad en lo que va de año

La situación en la comunidad extremeña es de calma mientras esta enfermedad contagiosa, causada por una bacteria que ataca principalmente a las vías respiratorias, crece progresivamente en España y la Unión Europea da la voz de alarma ante su propagación. En los últimos 16 meses se han detectado 60.000 casos en la Unión Europea, Noruega, Islandia y Liechtenstein, diez veces más de los detectados en 2022 y 2021. 

Sin bajar la guardia, Extremadura parece por el momento quedarse al margen de los brotes registrados en el país. Según los datos facilitados por el Servicio Extremeño de Salud (SES) hasta el día de ayer constaban ocho casos notificados en Extremadura y 17 durante todo 2023. No obstante, la consejería aclara que a partir de junio del año pasado se implantó en la región un sistema de vigilancia activa de Enfermedades de Declaración Obligatoria, por lo que durante los meses anteriores «solo se registraban los casos que notificaban los médicos de forma pasiva». Asimismo, desde el SES informan que los ocho casos registrados entre enero y abril corresponden en su mayoría a niños y niñas de entre 2 y 7 años de edad.

La población infantil es la más vulnerable a esta enfermedad infecciosa que puede resultar especialmente grave para los bebés. En España, cuatro personas, entre ellas dos bebés prematuros, han fallecido en lo que llevamos de año a causa de esta afección. Por eso desde el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) insisten en la importancia de la vacunación, que es segura y eficaz, recuerdan. «Tenemos la responsabilidad, como padres o profesionales de la salud pública, de proteger al grupo más vulnerable del impacto mortal de esa enfermedad», asegura la directora del ECDC, Andrea Ammon.

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