Roland Garros

Alcaraz y Sinner, el ying y el yang del tenis

El tenista italiano se presenta este viernes a la gran batalla de Roland Garros 2024 como nuevo número 1 mundial

Alcaraz y Sinner se medirán este viernes en busca de una plaza para la final de Roland Garros.

Alcaraz y Sinner se medirán este viernes en busca de una plaza para la final de Roland Garros. / EP

Jaume Pujol-Galceran

“El futuro no se puede predecir. Es un sueño y estamos trabajando para estar lo más cerca posible”, decía Jannik Sinnercuando le preguntaban por el número 1 días después de ganar el Open de Australia. Ese sueño se hizo realidad el martes 4 de junio en París, mientras jugaba los cuartos de final de Roland Garros ante Grigor Dimitrov. La retirada de Novak Djokovic por su lesión lo convirtió virtualmente hasta el lunes en el 29º tenista que alcanza la cima del ranking desde su creación en 1972.

“Ahora es el número 1, así que es el favorito. Será un gran reto ganarlo”, valoraba Carlos Alcaraz ante su nuevo enfrentamiento, con empate a cuatro victorias con el italiano. “Todos quieren ver esa semifinal. Creo que va a ser muy guay para el tenis y para los aficionados”, decía el tenista murciano que, este miércoles se tomó un descanso para visitar, con el equipo y su familia, el Bois de Boulogne. “Un poquito de vitamina N", como le llaman ellos. Día de naturaleza para cargar baterías y preparar la gran semifinal. Una final avanzada. El duelo generacional de los herederos del Big Three.

La batalla de Roland Garros 2024. Un partido para evitar distracciones. Y así lo hacía Sinner, mientras Italia amanecía enloquecida con su número 1. El primero de la historia. El tenista italiano evitaba la euforia, siguiendo su metódica rutina de trabajo. “El número 1 está muy bien, pero no he venido a París a buscarlo, estoy aquí para mejorar mi juego en tierra”, explicaba.

El número 1 es una consecuencia del trabajo de muchos años. Los partidos no se ganan el día que se juegan, sino preparándote, trabajando durante meses, quizá años”, insistía.

Tres derrotas en 6 meses

Sinner ha tenido una progresión espectacular en los últimos seis meses desde que ganara a Novak Djokovic en la Copa Davis el pasado noviembre. Pero su progresión ha crecido a fuego lento, lejos de la explosión con la que entró Alcaraz al circuito. "Le falta una cocción", decían los periodistas italianos que dudaban de sus posibilidades.

Desde la final del Masters que jugó en Turín antes de la Copa Davis, Sinner solo ha perdido 3 de 43 partidos. En ese periodo, además de la Ensaladera para Italia, ha ganado el Open de Australia, el torneo de Rotterdam y el Masters 1.000 de Miami. Sus únicas derrotas han sido en la final del Masters contra Djokovic y, este año, las semifinales de Indian Wells ante Alcaraz y las de Montecarlo ante Tsitsipas

Pero el éxito de Sinner viene de más lejos, cuando decidió marchar de San Candido, el pueblo en Los Dolomitas dónde nació hace 22 años, en el Tirol Sur, para ir, con solo 13 años, a la academia de su primer mentor, Riccardo Piatti, en Bordighera en la Lugeria italiana, cerca de Montecarlo. Todo un cambio para un niño feliz en su casa, y que triunfaba entre los mejores esquiadores de su edad.  

Ser más fuerte

“Solo pensé qué si quería hacerme fuerte, tenía que probar algo nuevo. Era un paso necesario que me ayudó a crecer más rápido. Incluso en la vida”, decía en una reciente entrevista en Vanity Fair.

Con Piatti se hizo tenista profesional, pero tampoco dudó después en dar un paso adelante cuando, hace dos años, decidió trabajar con Simone Vagnozzi y el australiano Darren Cahill, un técnico que atesora en su palmarés haber dirigido a cuatro números 1 (los otros fueron Andre Agassi, Lleyton Hewitty Simona Halep).

Un riesgo valorado, siempre con el objetivo de ser mejor jugador. Eso sí, fiel a él mismo. “Seguir siendo la persona que soy. El éxito nunca debe cambiar a la persona", decía este martes tras confirmarse su número 1 sin olvidar a Djokovic. “Es una decepción ver a Novak abandonar el torneo, le deseo una pronta recuperación".

Rivalidad máxima

Sinner es el carácter antepuesto a Alcaraz. Frío, reposado, paciente el italiano, por explosivo, alegre y temperamental el tenista murciano. Un yin yang perfecto para el cambio generacional del tenis que busca herederos a FedererNadal y Djokovic.

“Espero que los próximos 10 o 15 años me siga peleando con él. Estoy agradecido de tener a Jannik en el circuito. Gracias a él me hace ser mejor jugador, levantarme para mejorar y subir mi nivel para vencerlo. Para estar peleando por grandes cosas con él”, destacaba el actual número 3 mundial.

Más que un partido

En la pista los dos muestran ese carácter distinto, pero su tenis es igual de espectacular. Poderoso con sus golpes, Sinner ha mejorado su físico y moldeado el cuerpo con mucho trabajo. Tácticamente, el italiano es ordenado y muy sólido. Alcaraz es más genial. Su variedad de juego levanta al público en las gradas. Capaz de cualquier golpe y mágico con las dejadas, que se han convertido en una de sus armas. “Es un golpe que me viene muy bien. Lo he entrenado desde pequeño. Cuando iba con mi padre me hacía ese juego de toque: cortados y dejadas”, explicaba.

Este viernes, aún con horario por decidir, estarán en juego mucho más que un partido. “Habrá que estar preparado para dar lo mejor. Es uno de los mayores retos. Ha mejorado muchísimo y es muy difícil vencerlo”, zanjó Alcaraz.