Multitudinaria fiesta en la mansión de Neymar en Río de Janeiro
Se reunieron en la mansión del futbolista para participar en un juego llamado Amigo Ovo, un amigo invisible con huevos de Pascua
La residencia está valuada en unos 5.080.155 millones de euros y el lugar tiene cinco mil metros cuadrados
![Fiesta organizada por el atacante brasileño en Brasil](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/44c84e7f-71f7-4c92-91b1-495f0e12b226_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Fiesta organizada por el atacante brasileño en Brasil
El atacante brasileño del París Saint-Germain, Neymar, celebró una gran fiesta en su mansión en Mangaratiba en Río de Janeiro para celebrar la Pascua. Justo cuando atraviesa su primera etapa de su recuperación, tras ser operado en el pasado mes de marzo en Doha de su tobillo derecho.
La hermana del jugador, Rafaella Santos y otros amigos y familiares de Neymar, se reunieron en la mansión del futbolista para participar en un juego llamado Amigo Ovo, que es básicamente un amigo invisible, solo que con huevos de Pascua. Una celebración que reunió a poco más de 25 invitados. 'Ney' llegó a Mangaratiba a principios de mes, acompañado de Bruna Biancardi, su actual pareja.
La residencia está valuada en alrededor de 28 millones de reales (unos 5.080.155 millones de euros) y el lugar tiene cinco mil metros cuadrados. La mansión originalmente tenía seis suites, pero aparentemente el jugador amplió la residencia. Además, también cuenta con helipuerto, pista de tenis, pista de voleibol de playa, gimnasio y sala de masajes.
- Arabia confirma la salida de Vitor Roque
- Nico Williams, decisión inminente
- Pedro Dólera, técnico del Olot: 'Recuerdo el partido contra el Barça de Koeman y no hay color...
- El movimiento de Nico Williams que auguran en Bilbao
- Jorge Rey pone fin al verano antes de tiempo con la llegada de las borrascas: 'El buen nabo debe estar sembrado...
- Luis Enrique quiere a Nico Williams en el PSG
- Hansi Flick hará lo que Xavi no se atrevió a hacer
- El Barça quiere más de 40 millones por Vitor Roque