Riazor pone fin a 77 jornadas de odisea

Dos años después, Lucas y Mella lideran un triunfo que coloca al Dépor líder

Davo remata de cabeza un centro de Lucas Pérez para poner el tercer gol del partido.

Davo remata de cabeza un centro de Lucas Pérez para poner el tercer gol del partido. / CARLOS PARDELLAS

XANE SILVEIRA

Ninguna ola invernal ni ninguna lluvia torrencial iba a impedir que Riazor disfrutase de su gran tarde. Estaba escrito desde que el sol brilló por la mañana para presagiar lo que se avecinaba. 28.112 aficionados se agolparon para asistir a una fecha que quedará marcada en el recuerdo blanquiazul. Dos años después, 77 jornadas de espera y dos play offs fallidos por el medio, el Deportivo volvió a agarrar el cetro de mando de la Primera RFEF. Esta vez Lucas se encargó de que la historia hiciese justicia al anhelo coruñés.

En 2022 el conjunto blanquiazul tocó cima por última vez. Un empate en San Sebastián de los Reyes mandó a los coruñeses, entonces liderados por Borja Jiménez, a la segunda posición. Desde aquel día al Deportivo y al deportivismo les ha pasado absolutamente todo. Han sido dos años de perseguir fantasmas en los que se rompió absolutamente todo. Hasta que Lucas Pérez, ayudado por Mella, Yeremay y compañía, se ha encargado de coser pedazo a pedazo la sonrisa de su gente.

La séptima victoria es la que hace por primera vez al Dépor líder desde la temporada 21/22. No fue sencillo, aunque el marcador indicase un 4-1 final demasiado engrosado para la igualdad vivida. Brilló Parreño, salvador con 1-0; destacó la medular, el achique defensivo o la imaginación de Yeremay. Pero, por encima de todo, volaron Lucas y Mella. El de Monelos anotó de penalti, reventó dos veces la madera y dio un hat trick de asistencias. A su izquierda, un torpedo humano que parece no tener límites. Nadie lo para y nadie lo logra. Vuela a velocidad hipersónica y todo son sombras que lo persiguen. Sonría como un adolescente despreocupado, pero está llamado a marcar época.

El Dépor todavía camina sobre arena en un desierto que parecía eterno. Ha fabricado agua y ahora galopa hacia el final. Paso a paso. Sin perder el ritmo ni la ilusión.