El Nottingham Forest llama a la Premier

A Jürgen Klopp le preguntaron el viernes a ver qué le parecía jugar los cuartos de la FA Cup en Nottingham. “Todo lo que se sobre la ciudad proviene de los dibujos animados de Robin Hood, que los miraba siempre de pequeño”, bromeó en su respuesta. Entre los habitantes de la ciudad donde se ubica el legendario personaje no hizo mucha gracia la sorna del técnico alemán, que a punto estuvo de experimentar en sus propias carnes aquello de los pobres robándoles a los ricos.

El Nottingham Forest y el Liverpool disputaron el mejor partido de los cuartos de final de la FA Cup, un duelo a cuchillo que se decidió por solitario tanto de Diogo Jota avalado por el VAR. El Forest está hoy en segunda división, de hecho allí descansa desde 1999, pero el ambiente que se vivió en el City Ground fue de los que haría más que bien a la Premier League.

La atmósfera no fue casualidad, y se explica gracias a que la actual plantilla de un Forest no teme a nada. Un hecho poco habitual en las últimas décadas del club, un gigante con pies de barro que se agarraba a un glorioso pasado, campeón de la Copa de Europa a finales de los 70 con Brian Clough al mando, por ausencia de un futuro mejor.

En 2017 adquirió el club el griego Evangelos Marinakis, propietario también del Olympiacos. Su mandato no está caracterizado por la estabilidad: ha fichado a más de 80 jugadores en cinco años y un total de siete entrenadores. El último parece haber dado con la tecla.

El milagro de Steve Cooper

Steve Cooper llegó al Forest en la jornada 7 de la presente campaña. El equipo sumaba un punto y era colista. Hoy están a tres puntos del play-off, con tres partidos menos que sus rivales y una racha descomunal: la del domingo fue la primera derrota en 10 partidos.

Cooper es especialista en gestionar jóvenes perlas. Formado en la academia del Liverpool, labró su fama como técnico en las inferiores de la selección. En 2017 dirigió la última generación dorada inglesa hasta ser campeones del mundo sub-17. Foden, Sancho, Hudson-Odoi o Connor Gallagher integraban aquella camada.

Hoy en Nottingham se frotan las manos con la explosión de Brennan Johnson, por el cual rechazaron 30 millones de la Premier en enero. Con la potencia de Djed Spence, portentoso lateral al que sigue el Bayern de Múnich. O con el talento de James Garner, cedido por el Manchester United.

Antes de caer ante el Liverpool, el Nottingham se había cargado a Arsenal y Leicester City en una FA Cup memorable para el club. Se quedaron a las puertas de las semifinales en Wembley, pero parecen destinados a citarse en el templo inglés antes este mismo curso. La final del play-off de ascenso a la Premier sería la cumbre de un año histórico, el sueño de volver donde pertenecen.