El Leicester remonta, respira y sonríe

El gol de Fuchs le dio el empate a un Leicester renacido

El gol de Fuchs le dio el empate a un Leicester renacido / sport

Jordi Blanco

El Leicester de Ranieri reapareció sin Ranieri. Por primera vez enlazó dos victorias esta temporada en la Premier para recuperar las sensaciones del pasado y, lo más importante, dar un estirón en la clasificación y escaparse de la amenaza directa de descenso.

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Premier League

3
1
Alineaciones
Leicester
Schmeichel, Simpson, Morgan, Huth, Fuchs, Ndidi, Albrighton, Drinkwater, Mahrez Slimani 83'), Okazaki (Gray 70') y Vardy.
Hull City
Jakupovic, El Mohamady, Ranocchia, Maguire, Robertson, Huddlestone, N'Diaye (Hernández 68'), Clucas, Markovic Diomande 78'), Grosicki y Niasse.

A la fiesta que supuso el homenaje al despedido entrenador que se consumó con una victoria de oro frente al Liverpool, continuó una quizá de mayor trascendencia ante un rival directo, el Hull que habiendo también derrotado a los reds tres jornadas antesreds , sumaba un solo punto de los últimos seis. Y que acudía a Filbert Way, penúltimo, tres puntos por debajo de los foxes.

La realidad, el presente, mostró sin embargo una imagen feliz y desatada de un campeón renacido, que no se derrumbó a pesar del inicial 0-1 de Sam Clucas y cuyo empuje, vitalidad y ambición contagió a todos los rincones de un estadio entregado a sus hombres.

Filbert Way volvió a disfrutar del despliegue y velocidad de Vardy, la contundencia de Morgan, la vitalidad de Drinkwater... Y la magia de Mahrez, quien se sacó de la chistera una jugada excepcional para consumar la remontada a la hora de partido y fue despedido a diez minutos del final con una ovación casi olvidada.

El regreso de los cracks: Vardy asistió el empate y Mahrez se fabricó el 2-1

Una combinación magnífica entre Fuchs y Vardy provocó el empate logrado por el carrilero austriaco aún en el primer tiempo, que acabó con ese 1-1 más preocupante en el marcador que el graderío, confiado ya en esa nueva imagen de los futbolistas.

Pelear cada balón como si fuera el último, la filosofía que se instaló en Leicester la pasada y gloriosa temporada está de vuelta. Y a ella se suma, casi en un automatismo, la calidad individual. Y ahí sobresale Mahrez. Y cuando el argelino se suelta es capaz de iluminarlo todo. Así lo hizo a la hora de partido, entrando en el área desde el costado, recortando, amagando, volviendo a recortar... Y disparando a la red entre le euforia generalizada.

Un desafortunado e involuntario remate en propia puerta de Huddlestone cerró la tarde liguera más feliz que se recordaba en Filbert Way desde la goleada al Manchester City en diciembre. El Leicester respira otra vez. Y sonríe, que no es poco.