"Football, bloody hell"

El viernes Matt Crooks marcó el gol de su vida y su primera preocupación fue tener un bar donde celebrarlo, porque no hay nada como tener un sitio donde ser feliz

La FA Cup inglesa sirvió una jornada repleta de éxtasis y drama. Desde los goles de Crooks o Harvey Elliott, hasta la cruel derrota del Kidderminster, pasando por la épica del Boreham Wood

Crooks fue el héroe del Boro en Old Trafford

Crooks fue el héroe del Boro en Old Trafford. / FA Cup

Pol Ballús

Pol Ballús

El pasado viernes, Matt Crooks marcó el gol de su vida y minutos después su única preocupación era encontrar un bar disponible para celebrarlo al volver a casa. “Dejad al Yarm abierto hasta las cinco de la mañana, por favor”, tuiteó cuando su Middlesbrough dio la machada en Old Trafford, enseñándonos que tocar el cielo y cumplir tu sueño está muy bien, pero tener un sitio donde ser feliz está mejor.

Crooks, centrocampista del ‘Boro’, es un reconocido fan del Manchester United desde que tiene uso de razón, algo que no le frenó para clavar un puñal en el corazón de su club. Marcó el tanto del empate del Middlesbrough en Old Trafford, que a la postre llevó el duelo de la FA Cup a la prórroga, a los penaltis y al abismo para los diablos rojos. El enésimo batacazo del Manchester United fue uno que sólo se pudo dar en la FA Cup, porque Inglaterra es así y no admite explicación racional. No hay forma de entender como el Middlesbrough no perdió en el Teatro de los Sueños: Cristiano Ronaldo falló un penalti, Bruno Fernandes perdonó un gol a puerta vacía, el portero Lumley se vistió de Lev Yashin, y en la tanda definitiva los de Dean Smith marcaron ocho penaltis sin fallos. El guion imposible, la mejor noche para muchas vidas, un sentimiento que quien mejor definió fue el propio Matt Crooks con otro tuit: “Football, bloody hell”.

El regreso de Harvey Elliott

Algo parecido debió pasar por la cabeza de Harvey Elliott. Pocos diamantes habrá tenido Jürgen Klopp en sus manos como este mediapunta de 18 años. Dicha proyección la han tenido tantos jóvenes ingleses que el gran reto que afrontan los actuales es no convertirse en alguien que dentro de dos décadas narre sentado en una barra de bar todo lo que su vida pudo ser, pero nunca fue. Cinco meses atrás a Elliott le partieron la pierna en un partido de Premier contra el Leeds. Un episodio amenazó a Inglaterra con la posibilidad de haber roto otro juguete. No es el caso. Elliott volvió a pisar Anfield vestido de corto este domingo con la grandeza de los elegidos. A los 15 minutos de pisar el campo marcó el tercer gol para derribar al Cardiff, como si nada hubiera pasado. “Un cuento de hadas. Así de simple”, sentenció Klopp.

Aunque los cuentos de hadas del fin de semana los regalaron Boreham Wood y el Kidderminster Harriers. Dos equipos semiprofesionales, de quinta y sexta división respectivamente, que ofrecieron dos finales para el recuerdo. Los primeros se cargaron al Bournemouth. Los segundos cayeron contra el West Ham, que les empató en el minuto 90 y les remontó en el 120 de la prórroga. Incluso Declan Rice reconoció que los Harriers “merecían pasar”, unas palabras honestas para recordar que la vida puede ser bonita, pero siempre será cruel. Football, bloody hell”.