Darlow seca al Liverpool

Segundo empate consecutivo del Liverpool, que se queda sin poder abrir trecho al frente de la tabla. Los de Merseyside chocaron contra un sólido Newcastle que mereció el punto que se llevó. La mejor noticia para Klopp fue el regreso de Thiago, que disputó sus primeros veinte minutos más de dos meses después de su lesión contra el Everton. No sirvió su clarividencia para acabar con la resistencia de las urracas.

La alineación de Steve Bruce fue toda una declaración de intenciones. Línea de cinco atrás, cuatro en la medular y Wilson cual isla en medio del océano. El punta sabía que le tocaba uno de esos partidos incómodos donde tenía que hacer la guerra por su cuenta. Tuvo una al cuarto de hora en la que se fue por velocidad de Phillips, novedad en la zaga ‘red’, pero poco más. Mucho trabajo oscuro sin premio de cara a la galería.

El segundo susto para Klopp llegó en forma de lesión. O eso parecía. Robertson se dobló el tobillo y el alemán juraba en arameo. Por suerte, pudo continuar. El Liverpool, como en el segundo tiempo ante el West Brom, volvía a empantanarse. Falto de claridad, los cimientos del muro ‘magpie’ apenas temblaron. Y al mínimo despiste que habia, ahí aparecía Darlow.

El meta cuajó un gran encuentro y su primera intervención de mérito llegó pasada la media hora. Mano firme para negar el gol a un Salah que ya lo cantaba. Mo perdonó de nuevo ya tras el asueto en una jugada calcada pero que ésta vez se le escapó por su fallo en la mirilla. Demasiado cruzado. Tocaba seguir remando.

El orden del Newcastle era formidable. Defendían el botín con uñas y dientes frente a un Liverpool que ya monopolizaba por completo el cuero. Un 73% de posesión que terminó siendo estéril. En ese contexto el balón parado es oro puro. Y en dos córners las tuvo el cuadro ‘red’. El primer testarazo se le perdió a Firmino tras un error de cálculo –el único- de Darlow, y el segundo lo repelió fantásticamente abajo el meta. No se lo creía el brasileño.

Y cuando no era Darlow fue Schär. Poco antes de esta última el ex del Dépor evitó casi sobre la línea un remate de Mané, de los mejores en el elenco de Klopp. Pero el Newcastle puso el candado y no hubo manera de abrirlo. Alisson, en la única que le llegaron, abortó un cabezazo de Clark. Tener a uno de los mejores porteros del mundo sirve para eso.