¿Por qué se produce el hipo?

Charles Osborne tenía veintiocho años cuando comenzó a sufrir un ataque de hipo cuya duración continúa imbatida hoy día. En concreto, este legendario estadounidense, inscrito en el Libro Guinnes de los Records, padeció este espasmo involuntariado de manera continuada durante sesenta y ocho años. Y no de cualquier modo: hipaba aproximadamente cuarenta veces por minuto, aunque la frecuencia comenzó a descender en el tiempo hasta desaparecer misteriosamente casi siete décadas después.

La pregunta es: ¿por qué ocurren estos ataques de hipo? ¿Qué hemos hecho para merecerlos? Después de todo, y aunque no tan desesperantes como la maldición padecida por Osborne, los episodios de hipo representan una molestia. Conocemos el fenómeno. Lo explica detalladamente Anthony L. Komaroff, doctor en medicina y editor jefe de la Harvard Health Publishing de la Harvard Medical School: "Se produce hipo cuando el cerebro envía una señal para que el diafragma se desplace con fuerza hacia abajo y atraiga mucho aire de repente hacia la parte posterior de la garganta. El cambio repentino en la presión hace que un área estrecha de la garganta se cierre temporalmente causando el sonido del hipo".

Pero esta explicación científica continúa dejando una pregunta sin responder: ¿por qué nuestros cerebros le envían dichas señales al diafragma? "Es un misterio. Sabemos qué son los hipos, pero no por qué ocurren", es la respuesta del especialista de Harvard en la web de la publicación. Sin embargo, y aún careciendo de un sustento médico inequívoco, los expertos contemplan algunos factores como potenciales desencadenantes del fenómeno del hipo. El propio L. Komaroff menciona algunos de los más importantes, casi todos ellos con una relación estrecha con el estilo de vida. Uno de los más citados, no solo por L. Komaroff sino por muchas otras revistas médicas como Healhline, es la alimentación. Por un lado, la manera de consumir los alimentos.

Según explican los especialistas, comer a gran velocidad o en grandes cantidades puede desencadenar hipo. Una correlación que todos hemos vivido alguna vez. Pero también importa qué consumimos. En ese sentido, los alimentos muy picantes, las bebidas carbonatadas y las bebidas alcohólicas son productos de riesgo en lo que a hipo se refiere. Lo mismo ocurre con el tabaco. Fumar aumenta las probabilidades de padecer un ataque de hipo. Pero no todos los desencadenantes se encuentran en el mundo material. Tal y como apuntan estos expertos médicos, tanto de la Harvard Health Publishing como de Healthline, las emociones muy repentinas pueden provocar la aparición de episodios de hipo. Especialmente el estrés intenso. Y de ahí que no resulte extraña la aparición del hipo en momentos claves de nuestra vida. Esa sensación de "cómo es posible que me entre hipo en esta situación tan importante" puede explicarse entonces de la siguiente manera: es la importancia de la situación lo que genera estrés y dicho estrés lo que genera el hipo.

Por último existe otro factor desencadenante del hipo mencionado por todas estas instituciones de la salud: los cambios repentinos de temperatura. Sea como sea, y aunque muy molestos, los ataques de hipo suelen desaparecer automáticamente después de unos pocos minutos. Los trucos para acelerar esa desaparición, explica L. Komaroff en aquel mismo artículo, están más cerca de la superstición que de terapias médicas con eficacia comprobada. Por eso nuestra recomendación es clara: si el episodio de hipo persiste más de un día debes acudir a un especialista médico.