Entrevista | Iker y Eneko Pou Escaladores y montañeros

“Faltan exploradores y, a los que hay, que se les dé más importancia”

Iker y Eneko Pou ya proyectan un 2024 abriendo nuevas rutas, tanto en los Andes como en el Himalaya  

Los hermanos Pou, en uno de sus ascensos

Los hermanos Pou, en uno de sus ascensos / ©Hnos. Pou

Tom Morgenstern

Los hermanos Eneko (1974, Vitoria) e Iker Pou (1977, Vitoria) son dos de los escaladores, montañeros y exploradores de más renombre de nuestro país. En su haber tienen retos como el 7 paredes 7 continentes o el TNF 4 Elementos,  en los que han abierto nuevas vías de escalada en paredes que, a primera vista, dejarían sin aliento al más común de los mortales. A pesar de haber subido por algunas de las paredes más difíciles del mundo, aseguran que “aún hay mucho por explorar y descubrir”. 

Habéis hecho más de 42 mil escaladas en unos 60 países. ¿Qué os queda por hacer? 

¡Nos quedan muchas cosas, a nivel de montaña, e incluso a nivel de grandes aventuras! Es verdad que el planeta Tierra está bastante explorado, hay bastantes cosas cartografiadas. Pero a nivel de montaña, tan solo en el Himalaya debe haber aún unas 800 cumbres vírgenes de 6.000 metros, y unas 200 de 7.000 metros. O sea, que quedan muchísimas cosas por hacer. Al final, como bien dijo hace unos cuantos años el alpinista vasco Alberto Iñurrategi, quizá ahora haya que dedicarse a los nuevemiles.  

¿A qué se refería? 

A esas montañas más pequeñas que los ochomiles, pero que obviamente son más difíciles. Para que la gente lo entienda, subir un ochomil por la ruta normal hoy en día, a nivel de logro, quizá no sea ni siquiera un récord de Catalunya de los 100 metros o la maratón. Sin embargo, hacer una montaña técnica más pequeña por una ruta difícil, pues probablemente se pueda equiparar a un récord mundial de maratón. Es difícil de explicar a la gente que no está metida en esto, pero la vanguardia ahora mismo no está en ciertas cosas y sí está en otras mucho más técnicas y difíciles.  

De todas las que habéis hecho, ¿hay alguna que os haya marcado especialmente? 

Es complicado, Iker y yo hemos hecho muchas cosas y seguimos haciendo muchas más a lo largo del año. Pero que nos haya marcado especialmente, seguramente el final del proyecto de ‘7 paredes, 7 continentes’, abriendo una nueva ruta en la Antártida. Una ruta que hicimos en 2007 y que sigue sin repetirse. 

¿Alguna otra especial? 

Probablemente la que realizamos a Isla de Baffin, en Canadá, en el año 2012, una expedición súper potente en la que la supervivencia era una parte muy importante. Era un lugar inhóspito, peligroso, a parte de la escalada, con osos polares... Fue un sitio muy complicado. Y luego quizá me quedaría también con el Cerro Torre, en la Patagonia, una cumbre que habíamos perseguido desde pequeños y que logramos en el 2013.   

¿Cuál es vuestro próximo proyecto? 

Ahora estamos pensando un doblete, como el año pasado, que hicimos expedición a los Andes y al Himalaya. Probablemente para este 2024 intentemos abrir alguna ruta nueva de montaña de 6.000 metros en los Andes, que quedan muchas cosas bonitas por hacer, y después vayamos al Himalaya a intentar abrir una nueva ruta muy complicada en una montaña de 7.000 metros.  

Vuestro reciente ascenso en los Andes peruanos tuvo una considerable repercusión mediática. ¿Creéis que aparecer más en los medios es algo que falta en el mundo de la escalada? 

La escalada y el alpinismo es muy importante en el centro de Europa, así como en ciertos lugares de Estados Unidos como Colorado, Wyoming o Montana. En nuestro país es un poco más exótico... Sí, sale en los medios, quizás desgraciadamente sobre todo por las tragedias. Aunque es verdad que empieza a salir por los logros. Así que nos toca a los profesionales, tanto a los montañeros como a los medios de comunicación, hacer el trabajo bonito de explicar lo que realmente es nuestra actividad.  

¿Cómo veis la escalada y el montañismo hoy en día? 

Se están haciendo cosas increíbles, se sigue avanzando. Si lo comparo con lo que se hacía hace unos años, hoy el nivel deportivo es espectacular. Ahora un deportista es mucho más fuerte que antes: mejores entrenamientos, mejor alimentación, todo se nota. Quizás en el mundo de la montaña, lo que no ha crecido es a nivel de la exploración. Vivimos una época dorada en el siglo XIX y principios del XX con las exploraciones polares, y más adelante con la conquista de los 14 ochomiles. Luego hemos sufrido un estancamiento que ha basado más la actividad en lo comercial y en el marketing que en la propia actividad.  

Aún se habla de las mismas gestas y de las mismas rutas. 

Y no puede ser que se sigan queriendo hacer y comentar las rutas que se conquistaron en los años cincuenta y sesenta, con medios inferiores de los que tenemos en la actualidad. Ahí es donde nos hemos estancado, creo que nos ha fallado, sobre todo, la comunicación. Se sigue dando bola a actividades que ya no tienen ninguna importancia, y siguen pasando desapercibidas grandísimas actividades en montañas, un poco más pequeñas que son dificilísimas de hacer. Y esas prácticamente no se ven. Entonces, en algo sí que hemos fallado, en la comunicación probablemente. Pero, lo que es la actividad en sí, hay gente joven con este nivel deportivo actual que es superior al de hace unos años y está haciendo unas cosas espectaculares.  

¿Hacia dónde creéis que va el sector? 

Ahora mismo al monte va todo el mundo, desde el que va a recoger setas hasta el que va a hacer trail running, senderismo o a escalar, hay muchísima gente. Y las marcas han sabido muy bien vender la idea de que todo el mundo puede ser un gran deportista. Entonces, eso al final genera ventas. Pero, de cara al mundo de la montaña, hoy en día, prácticamente nadie sabe lo que es la actividad de alto nivel y lo que no es de alto nivel, porque hay tantas cosas que nadie es capaz de discernirlas.  

Pero, los que estáis dentro sí que lo veis... 

Sí, y es lo de siempre. Los que están arriba son los mismos porque, al final, un buen alpinista técnico, capaz de ascender o abrir una ruta nueva o una montaña de seis, siete u ocho mil metros es difícil y solo son dos, por así decirlo. Necesitas fortaleza, ser muy buen escalador y además de todo esto ser muy buen alpinista y ser un muy buen superviviente para moverte en un terreno de montaña en el que, si se cometen errores, es fácil morir. Una persona con estas características conlleva muchísimos años de experiencia y actividad. Por eso, ahí arriba, hay muy pocos, y los que estamos dentro sabemos quiénes son. Sabemos qué gente realmente está aportando cosas muy innovadoras...pero eso, al gran público ya no llega. El gran público ya no sabe si esas personas están en la vanguardia o no, y es una pena. Pero si sigues la actividad te darás cuenta de qué gente está abriendo vías y qué gente no está abriendo vías.  

¿Por ejemplo? 

En Catalunya, sin ir más lejos, tenéis a grandes nombres de la escalada y el montañismo como son Marc Toralles, Bru Busom, Roger Cararach, Silvia Vidal, Jordi Corominas, Oriol Varo, entre otros. ¡Y si nos vamos fuera, hay otros tantos más! 

Todos ellos haciendo cosas que no se habían hecho hasta ahora. 

¡Exacto! Iker y yo lo comparamos con el arte. Por ejemplo, quizá haya treinta personas en el mundo capaces de hacer una copia de un Van Gogh o un Picasso, pero cuadro original y auténtico solo hay uno. Con esto quiero decir que, al final, en la montaña también debe haber una innovación, una vanguardia.  

Entonces, ¿faltan exploradores? 

Por supuesto que faltan exploradores, y que, a los que hay, por lo menos se les dé un poco más de importancia. Y que no se hable tanto de gente que realmente no le está aportando al mundo de la montaña, repitiendo rutas que se abrieron en los años cincuenta y sesenta.  

Recientemente, en otra entrevista, decíais que “el futuro de la montaña tal como la hemos conocido está más en peligro que nunca”. 

Claro, debido a la importancia de lo comercial la montaña no está en el mismo sitio de hace veinte años. Ahora se vende mucho más material de montaña, y por supuesto a las marcas les conviene seguir vendiendo porque tienen mucha más competencia. Eso nos lleva tener que contar una historia en Instagram o Facebook todos los días. Y parece que todos los días haya una gran aventura. Y todos los días es imposible hacer una gran aventura. Estamos más en peligro que nunca, porque está prevaleciendo la parte comercial a la parte auténtica, a la de hacer actividad de verdad.  

El que se sabe vender, se lleva los patrocinios... 

Eso es... En nuestro caso, llevamos innovando prácticamente toda nuestra vida, son veinte abriendo vías de dificultad por todo el mundo. Entonces, la gente que viene emulándonos o a la gente que sí que estamos intentando aportar a ese nivel, a día de hoy no tiene apoyo de las marcas ni apoyos institucionales porque al no aparecer en los medios de comunicación, no son gente famosa. Al no ser gente famosa no tienen seguidores en las redes sociales. Es un pez que se muerde la cola que puede hacer que nuestra actividad caiga directamente. Por eso decíamos que la actividad está en peligro, porque se deja de apoyar a gente que sí abrimos vías y que sí generamos riqueza a nuestro deporte.  

Y esto, ¿de quién es responsabilidad? 

De los propios atletas, que debemos hacer una comunicación con credibilidad. Nosotros somos profesionales, durante veinte años siempre hemos separado lo que era la profesión y lo que era nuestra comunicación, de los valores del monte. Es decir, nosotros en un post de Instagram ponemos a las marcas que nos patrocinan, pero nosotros no comunicamos basura, comunicamos montaña y valores de verdad: afán de superación, compañerismo, todas estas cosas que nos hacen mucho más grandes en el mundo del monte.