Entrevista | Ferran Latorre Alpinista

“Deportivamente estoy más relajado, y no tengo la necesidad de rendir cuentas con mi pasado”

Se cumplen siete años desde que el alpinista Ferran Latorre culminara su ascenso al Everest, convirtiéndose en el primer catalán en conquistar los 14 ochomiles 

Ferran Latorre, en el Montblanc

Ferran Latorre, en el Montblanc / ©Ferran Latorre

Tom Morgenstern

Ferran Latorre, alpinista, guía de alta montaña y conferenciante, tiene el mérito de haber sido el primer catalán y cuarto español en escalar los 14 ochomiles del planeta. Su proyecto, que duró un cuarto de siglo, empezó en 1992 cuando logró la ascensión de su primer ochomil, el Shisha Pangma Central (8.008 metros) por la cara sur, con Araceli Segarra, y culminó en 2017 con la conquista del Everest. 

Han pasado ya 7 años desde que llegaras a la cima del Everest. ¿Es tiempo suficiente para digerir una aventura de 25 años? 

Después de tantos años, ya he asimilado que esto es un proyecto muy bonito de mi vida, que ahí está... y más que digerirlo, ahora lo veo con cierta perspectiva, y valoro en su justa medida qué supuso esto para mí. Cuando lo consigues estás como en una nebulosa, y ahora, con la distancia, ves toda esa vida dedicada al alpinismo.  

Mucha gente, una vez conseguidos sus objetivos, piensa “y ahora qué”. ¿Has tenido esa sensación de vacío? 

La verdad es que sí. Ahora no, porque ya estoy resituado, pero al terminar obviamente sí. Hay una primera fase en la que te relajas y disfrutas del momento y de lo que has conseguido y te dejas llevar por un sentimiento de autorrealización, porque has logrado algo que no estaba muy claro. Pero cuando esta primera fase se termina, sí que te queda una sensación de vértigo, de preguntarte “y ahora qué”... porque obviamente encontrar objetivos tan potentes como estos no es fácil. Así que sí, durante una época tuve una sensación de vértigo por lo nuevo que tenía que venir. 

¿Qué te queda pendiente por conseguir? 

A nivel deportivo estoy satisfecho con lo que hice, y ahora mismo no tengo la necesidad de buscar grandes objetivos. Pero lo que me queda por conseguir, personalmente, es mantener un futuro profesional, dar lo mejor de mí mismo, que es lo que hice durante el proyecto y lo que he hecho toda mi vida. Pero, sobre todo, buscar nuevos alicientes... porque lo que más me preocupa es seguir sintiendo ilusión por las cosas, y es lo que procuro. Al final es la gasolina, lo que necesitamos en la vida para tirar adelante. 

En su momento comentaste la posibilidad de volver al Everest, pero sin oxígeno. ¿La idea sigue ahí? 

Sí, la verdad es que siempre está ahí. Pero es algo que me queda pendiente, pero como tantas otras cosas. Al final, en una carrera deportiva siempre quedan cosas pendientes. Seguro que hay muchos deportistas que piensan ‘me quedaría ganar un Roland Garros, o me quedé a las puertas de ganar una Eurocopa’, lo que sea. En mi caso, deportivamente estoy más relajado, y no tengo la necesidad de rendir cuentas con mi pasado. Estoy lo suficientemente autorrealizado y satisfecho con lo que hice, y bastante en paz conmigo mismo.  

¿Qué proyectos tienes actualmente? ¿Qué te motiva?  

Mis proyectos deportivos son de menor medida. Sigo escalando en los Alpes, y aquí en casa, también estoy trabajando como guía de alta montaña, soy profesor de deportes de montaña en el instituto de La Pobla de Segur, estoy en la Federación de Entidades Excursionistas de Catalunya (FEEC) como director técnico, y sigo dando conferencias. Y precisamente esto es lo que más me motiva ahora mismo, el compartir con otros mis vivencias deportivas, a través de mis viajes y a través de las conferencias. Es decir, a nivel práctico y a nivel teórico, por así decirlo.  

¿Cómo ves la situación actual del alpinismo?  

Históricamente, el alpinismo siempre se ha cuestionado, y como pasa con muchas actividades, uno no ve cómo puede seguir mejorando, porque se ha llegado a unos niveles realmente muy altos. Yo creo que aún está por ver hacia dónde va el alpinismo, y qué nuevos alicientes va a encontrar el deporte con esta nueva generación de jóvenes que ahora están haciendo cosas muy potentes.  

¿Ha habido una gran ‘boom’ a nivel de practicantes? 

Creo que hay dos ramas. Por un lado, está el alpinismo profesional, potente, de gente joven que está haciendo grandes actividades. Son la punta de lanza del alpinismo actual, hacen rutas difíciles, con un estilo muy limpio, muy puro, con un alto grado de compromiso, mucho grado de aventura, pocos recursos y lugares remotos, que en realidad hacen más de lo mismo, pero cada vez más difícil. Son un grupo más exclusivo, más reducido, gente que tiende a ser muy técnica, muy buena escaladora, muy fuerte... Y, por otro lado, hay una práctica de montañismo/alpinismo cada vez más generalizada, cada vez más extendida entre la población, esa que provoca las masificaciones en los Alpes, en el Himalaya, en zonas de escalada en Cataluña...  

Hablas de gente muy técnica y muy preparada... 

Es una de las cosas que ha cambiado mucho en el sector, se ha profesionalizado mucho la formación de los deportes de montaña. Ahora las federaciones y los clubs hacen cursos, hechos e impartidos por técnicos deportivos. Todo eso ha venido acompañado de una enseñanza reglada y oficial. Yo, que soy formador en este campo, puedo decir que se ha hecho una labor muy bien hecha, son formaciones muy serias, muy rigurosas, con gente muy preparada.  

¿Qué consejos darías a alguien que quiere iniciarse en el mundo de la montaña? ¿Por dónde empezar? 

Ante todo, decirles que han escogido un deporte maravilloso, que es el deporte más bonito y más variado que hay. Y luego, lo ideal es que vayan a un club de montaña o busquen un técnico deportivo para que se formen desde cero, porque así van a ganar mucho tiempo. Que cojan un par o tres de amigos que tengan las mismas ganas de aprender y que hagan un curso. Lo digo porque en nuestra época lo que hacíamos era que íbamos con un amigo que sabía un poco, otro que había visto no sé qué, y tú mismo ibas aprendiendo... un poco por ensayo y error.