Xavi necesita ganar la Supercopa

Xavi, en el banquillo ante el Betis

Xavi, durante el partido ante el Betis / Javi Ferrándiz

Joan Vehils

Joan Vehils

No lo utilizará para sacar pecho ni para tirárselo en cara de nadie, pero Xavi es quien más necesita ganar la Supercopa que el Barça disputará mañana al Madrid. Y lo necesita por su propia salud. Le saldrán mejor o peor las cosas, acertará o errará en algunas de sus decisiones técnicas y se expresará con más o menos acierto en sus explicaciones tras los partidos, pero de lo que nadie puede dudar es que se está dejando la piel. Es el proyecto de su vida y no quiere defraudar a nadie.

No obstante, es ahora, como entrenador del Barça, cuando se está dando cuenta que es mucho más fácil ser futbolista que técnico. Ese desgaste y presión diaria que provocaron que Guardiola o Luis Enrique abandonaran exhaustos tras ganarlo todo, lo está sufriendo en sus propias pieles y, lo peor, es que empieza a reflejarse en su rostro, en su pose y en sus declaraciones.

En Can Barça cuando se gana no se contenta a todos los culés y, por el contrario, cuando se pierde, siempre hay alguno que lo celebra y eso es tan complicado de entender como de digerir. Tan surrealista es todo que estás últimas semanas los más críticos con Xavi son aquellos que más reclamaron su fichaje.

Aquellos que solo se contentan con desplegar un juego que responda al autentico ADN Barça. Aquellos, que, si no se gana jugando a la perfección, no están contentos. O sea, que solo les vale la excelencia y la pureza y eso, en el fútbol actual, es muy complicado. Y, claro, la alternativa es perder y perder solo contenta a los otros. Los que no comulgan con Laporta o con la directiva de turno.

Así es el Barça, su historia, su entorno y probablemente su futuro. Por tanto, lo mejor que puede pasar mañana y más siendo contra el Madrid es que ganen el título como sea. Un título, por menor que sea, siempre es un bálsamo para dirigentes y entrenadores. Y el Barça vuelve a estar en un momento de necesidad histórica que solo se resuelve con inyecciones de moral y de autoestima.

Ganar mañana no arregla nada, pero supone un merecido crédito para un entrenador necesitado de cariño y reconocimiento. Nadie sabe todavía si la carrera como técnico de Xavi será como las de Guardiola o Luis Enrique, pero lo que sería imperdonable es que se le sentenciara porque gana sin jugar bien. Tal y como está todo, ganar ya es más que un éxito.