Los valores que valen

Megan Rapinoe durante un partido con la selección.

Megan Rapinoe durante un partido con la selección.

Carme Barceló

Carme Barceló

“Tu mensaje excluye a gente que se parece a mí”. Megan Rapinoe plantó cara a Donald Trump cuando éste era presidente de Estados Unidos. El cruel adiós de la futbolista tras la derrota de su equipo en el Mundial ha propiciado la oportunista respuesta del personaje: “Buen disparo, Megan. EEUU se va al infierno”. La esperaba. Las esperaba. Como tantos y tantas esperan a las que reivindican derechos, luchan por ellos y se enfrentan a quien sea desde una posición deportiva de privilegio.

La reconoció Joe Biden y ello la situó, con gusto, en otra lucha: la política. La bicampeona del mundo siempre ha elevado la voz y eso molesta a algunos sectores. El duro adiós de su selección, que supone también el fin de ciclo para un combinado único, ha servido para visibilizar la venganza y el odio. Tanto ella como la mayoría de las futbolistas están, por desgracia, acostumbradas a ello.

Este Mundial de fútbol femenino, el más seguido de la historia, nos deja también las lágrimas de Marta. Leyenda viva de este deporte, con seis mundiales a sus espaldas, se rompió en la sala de prensa tras el adiós de Brasil. “En 2003 nadie me conocía y hoy soy un referente para muchas mujeres en el mundo, no sólo en el fútbol”. Repasó su historia, que muchas han hecho suya, y recordó “lo mucho que me humillaron los chicos con los que jugué”.

Pocos apoyos ha tenido en su país por parte de compañeros de profesión, que han preferido ignorarla y apoyar a candidatos políticos que niegan la igualdad. Bolsonaro declaró en 2021 que “el fútbol femenino todavía no es una realidad en Brasil. ¿Cómo le van a pagar a Marta el mismo sueldo que a Neymar?”. Ítem más: el jugador del PSG que se ofrece cada temporada al Barça dio su apoyo a este candidato ultra conservador.

Marta también ha sufrido las iras homófobas tras el desembarco de la histórica selección de Brasil de este mundial. Morotó Pereira, un compañero de profesión que juega en el Río Branco, escribió en sus redes sociales tras la debacle -adjuntando una fotografía de la futbolista con su novia- que “ellas conocen la palabra de Dios y, siento mucho tener que decirlo, pero van a arder en el fuego del infierno”.

Como no podía ser de otro modo, el club que le pagaba rescindió automáticamente su contrato, obviando sus palabras de disculpa. Una decisión fulminante que debería haber tomado la FIFA ante las acusaciones ‘de conducta inapropiada’ (les traduzco: abuso sexual) que, presuntamente, implican al seleccionador de Zambia. En ese país se muestran ‘sorprendidos’ y aseguran que “no hemos recibido quejas por parte de nuestras jugadoras”. Alguna de ellas, por su parte, ha explicado ‘of the record’ que “si él quiere acostarse con alguien, tienes que decir que sí”. La investigación sigue y este señor, como entrenador, también.

El viernes de madrugada la dos veces Balón de Oro, Alexia Putellas, y la que se sitúa como candidata al próximo, Aitana Bonmatí, disputan los cuartos de final ante Países Bajos. La primera ha sido, es y será bandera de derechos. Única e irrepetible. La segunda visibiliza también su apoyo a los refugiados y, gracias a sus progenitores y a su lucha por la igualdad, antepone el apellido de su madre al de su padre y lo explica con orgullo. El Barça transmite valores a través de ellas. Los que valen de verdad. Los de Megan, Marta y tantas otras que seguirán, ellas sí, señalando el camino.