Opinión

No todo vale con Xavi Hernández

Las críticas a su trabajo son lícitas, pero no las faltas de respeto ni los menosprecios al entrenador del Barça

Òscar Hernández, Xavi Hernández y Sergio Alegre, en el banquillo del campo del Barbastro

Òscar Hernández, Xavi Hernández y Sergio Alegre, en el banquillo del campo del Barbastro / Javi Ferrándiz

Algunos quieren convertir a Xavi Hernández en un meme. Y no todo vale. Xavi es el entrenador del Barça y ya solo por eso merece un respeto, sobre todo entre los culés. Es muy lícito y sano criticar, de forma constructiva, su trabajo al frente del club azulgrana. Es evidente que tras 26 meses al frente del equipo, todos esperábamos un Barça más sólido y sobre todo, que juegue mejor, porque él es el primero que se autoimpone esta exigencia.

Pero de aquí a no valorarle nada, al desprecio y hasta en ocasiones al insulto hay un largo trecho. Larguísimo. Y más con alguien que ha sido historia del fútbol español, clave en la consecución del único Mundial de fútbol que tiene la selección absoluta masculina, el de 2010, y posiblemente uno de los mejores centrocampistas, esto ya va a gustos, que ha dado el fútbol.

Xavi es, ante todo, muy barcelonista. Así lo vive y lo siente. Con sus errores y sus aciertos. Un entrenador a quien le gusta decir lo que piensa en las ruedas de prensa de manera natural, sin callárselo aunque a veces, se equivoque. No estuvo nada fino cuando dijo que el Barça estaba en construcción, está claro que fue un mensaje erróneo. Y tampoco cuando ha 'disparado' a la prensa siendo en realidad un entrenador al que se le ha protegido bastante desde los medios barcelonistas, seguramente por ser quien es.

También se ha hablado mucho de fútbol en sus comparecencias ante la prensa y no como otros entrenadores, algunos del pasado reciente del Barça, que contestan palabras inocuas, vacías de todo contenido, para no 'mojarse' y se convierte en un suplicio aguantarlos durante media hora.

Pero el mensaje malintencionado normalmente procedente desde algunos medios interesados de la capital ha calado, y lo peor de todo, está siendo comprado y secundado también en sectores de Barcelona.

Todo este 'caldo de cultivo' está llevando a escenas tan surrealistas como la de un jugador suplente del Barbastro empujándole después del partido, y otro, en este caso titular, con un gesto parecido de desprecio cuando el técnico iba a saludar a un rival. Seguro que hubo 'calentón previo', Xavi es visceral en el banquillo, sufre, protesta -a veces demasiado- y también se lo tiene que hacer mirar, sobre todo su hermano y segundo, Òscar Hernández.

Pero es fútbol y lo que pasa durante el partido se queda en el campo con el pitido final. Así son los códigos. ¿Se imaginan a futbolistas de Segunda RFEF o de la categoría que sea, empujando y tratando de malas maneras a Ancelotti? ¿Es que el italiano no protesta, no la lía nunca? Lo que pasa es que ya se encargan desde Madrid de que la opinión pública sea más respetuosa y sin la intención de convertirlo en un 'muñeco de feria' al que van a parar todos los golpes.

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