Un tropiezo inoportuno

Messi es un monstruo. Solo si unimos a su genialidad futbolística su bestial gen competitivo encontramos una explicación a su brutal capacidad para decidir partidos. Y para marcar goles. Ante el Valencia volvió a lograr otro doblete, el número 115 que consigue en la Liga. Un registro espectacular solo al alcance del mejor jugador de la historia. Un doblete que sirvió, una vez más, para salvar a un Barça que estaba contra las cuerdas. Sus dos tantos sirvieron para salvar, al menos, un punto cuando todos nos temíamos lo peor. 

El empate ante el Valencia ha sido un tropiezo doloroso. Inesperado. E inoportuno. Muy inoportuno. Porque llega en un momento de máxima tensión competitiva para el Barça, inmerso en un mes de febrero frenético en el que se lo juega casi todo. Un empate que rompe una racha impresionante en la Liga (los blaugranas llevaban ocho victorias consecutivas) y que genera dudas ante el morboso duelo ante el Madrid en las semifinales de Copa. Un tropiezo injusto (todo hay que decirlo) pero que da vida a los rivales.

Las rotaciones de Valvarde marcaron el partido

El Barça tuvo muchos porblemas ante el Valencia. Unos, derivados del excelente planteamiento táctico de Marcelino. Otros, de las rotaciones realizadas por Valverde. El técnico blaugrana, superado por el sorteo de Copa, decidió dar descanso a tres titulares (Lenglet, Jordi Alba y Arthur), además de tener que prescindir por sanción de Sergios Busquets. Demasiados cambios para un partido de máxima exigencia.

Y se pagaron caros, especialmente en defensa, donde el Valencia encontró tantas facilidades que le permitieron ponerse 0-2. Los blaugranas, a remolque desde el minuto 24, no pudieron repetir la remontada del Sevilla y se quedaron a media camino. Salvaron un punto gracias al doblete de Messi. Pero depende de lo que haga este domingo el Atlético, pueden haber dado vida a la Liga.