EL TERCER TIEMPO

El triunfo de un superviviente

Mascherano, durante el Gamper

Mascherano, durante el Gamper / sport

Dídac Peyret

Javier Mascherano llegó al Barcelona para competir con Busquets por una plaza en el mediocentro, una de las posiciones icónicas del equipo. Una figura clave para entender un estilo muy particular, a las antípodas de la formación del ‘Jefecito’. 

Acostumbrado al vértigo del Liverpool, se sintió como un extraño, primero, y tuvo que reinventarse más tarde como central tras la intervención de Guardiola. Un nuevo escenario en el que también pasó por contratiempos –se culpó de algunos errores defensivos– y que pudo haber terminado con el argentino en Italia de no haber mediado Luis Enrique.

El técnico asturiano apostó por su continuidad, convencido de su aportación en el campo y en el vestuario. Esta temporada Mascherano ha dado un nuevo paso adelante, escogido por sus compañeros como el cuarto capitán. Nada raro en un futbolista particularmente generoso. Un líder espiritual al que el grupo se aferra, ya sea en el Barcelona o la albiceleste, cuando hay temporal bien sea en el césped o en la caseta.