Opinión

El TAD alarga el esperpento

Luis Rubiales en una imagen de archivo

Luis Rubiales en una imagen de archivo

El ministro, Miquel Iceta, preparó la estrategia del caso Rubiales comiendo con el que fuera ministro de sanidad y actual líder del PSC, Salvador Illa. Lo hicieron en el restaurante de un céntrico hotel de Barcelona y ya contemplaron la posibilidad que el TAD considerara que lo sucedido en el palco de Australia fuese grave en lugar de muy grave. Alguna filtración debía tener. De ahí, que la comparecencia de Iceta tras la resolución fuese tan inmediata como contundente. Así que el ministro pidió la suspensión inmediata de Rubiales en aplicación del artículo 102 de la Ley del deporte al no poder suspenderlo directamente el CSD.

Parece que los siete juristas que forman el Tribunal Administrativo del Deporte son los únicos que no se han dado cuenta de lo muy grave de lo sucedido, de sus consecuencias y de propiciar que este esperpento no acabe nunca. El propio seleccionador nacional, Luis de la Fuente, fue durísimo con Rubiales en una comparecencia en la que intentó demostrar una cierta credibilidad, pero que sé que se quedó a medio camino.

Por su parte, Rubiales ha demostrado que no se quedará callado y que se defenderá hasta la muerte. A diferencia de la primera vez que pidió disculpas, esta vez reapareció vía X (antiguo Twitter) intentando ser más contundente que en su primer arrepentimiento. Tiene razón en que el linchamiento que se está produciendo sobre su figura es en ocasiones excesivo o fuera de lugar, pero si hubiera presentado la dimisión a tiempo toda esta polémica ya estaría cerrada. El propio presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, amigo personal de Rubiales y persona sensata, le aconsejó que se disculpara y presentara su dimisión. No le hizo caso. Ahora el TAD parece interesado en alargar esta controversia. Una pena. Con una dimisión a tiempo todo estaría resuelto.