Solución urgente para el 'caso De Jong'

De Jong negocia su futuro

De Jong negocia su futuro

Lluís Mascaró

Lluís Mascaró

El 'culebrón De Jong' no puede alargarse demasiado. Cada día que pasa sin resolverse añade tensión a la situación. Y eso no es saludable ni para el jugador ni para el Barça. El club blaugrana le ha planteado dos alternativas al futbolista: rebaja de ficha muy importante (alrededor del 50 por ciento) o traspaso. Cualquiera de las dos opciones es buena para la entidad, que necesita liberar masa salarial de forma inmediata. El Barça, a pesar de haber activado las cuatro palancas financieras, sigue superando el límite del ‘fair-play’, lo que le impide inscribir a los cinco fichajes (Christensen, Koundé, Kessie, Raphinha y Lewandowski) y a los dos ‘renovados’ (Sergi Roberto y Dembélé). En total, siete futbolistas pendientes de regularización a solo 24 horas del inicio de la Liga. El problema es que De Jong, de momento, sigue enrocado y no acepta ninguna de las dos soluciones que le ha ofrecido el Barça. Es decir, ni quiere irse (tiene ofertas del Chelsea y del Manchester United) ni quiere bajarse la nómina. 

Su postura intransigente (aunque legítima) está generando desasosiego en el club y malestar entre los socios y aficionados. Y la filtración de que la renovación que le hizo Bartomeu (con nocturnidad y alevosía) presuntamente podría incurrir en alguna ilegalidad no ha hecho más que incrementar la tensión. Ya recibió pitos en la presentación del Gamper (que luego, eso sí, se transformaron en aplausos tras su gran segunda parte) y algunos energúmenos, incluso, le insultaron hace dos días cuando se dirigía al entrenamiento en la Ciutat Esportiva. Esta crisis es insostenible hasta el cierre del mercado, el 31 de agosto. Debe resolverse, para bien o para mal, en las próximas 24 horas. Porque la presencia de De Jong en el debut de la Liga ante el Rayo en el Camp Nou se antoja, como mínimo, compleja.

En toda esta polémica, Xavi es un espectador preocupado. Si se queda De Jong, perfecto, porque valora muchísimo su talento. Si se va, también, porque el dinero de su venta hará más fácil el fichaje de Bernardo Silva, que es el interior que realmente desea para formar un centro del campo muy técnico junto a Busquets y Pedri. Lo que no quiere Xavi es que la incertidumbre se mantenga. El jugador está profundamente molesto y el entrenador teme que eso acabe trasladándose, de alguna manera, a un vestuario en el que se sigue respirando una ilusión tremenda. La solución es urgente.