Opinión | FC Barcelona

Sergi Roberto suma más que resta

Sergi Roberto se emociona en su despedida del Barça

Sergi Roberto se emociona en su despedida del Barça / FCB

Me voy a dejar llevar. Sé que ustedes, lectores y lectoras, me lo van a permitir. Ya me conocen. Y hoy es una de esas tardes en las que el carnet de periodista va a convivir con el de socia del FC Barcelona. Este oficio es lo que tiene: la convivencia tozuda entre el ‘seny’ y la ‘rauxa’.

El Barça es una familia. Grande, descompensada, tortuosa, enajenada, maravillosa, dolorosa que cuenta con miembros seniles, veteranos, maduros, jóvenes y bebés que, desde que nacen, movidos por la locura emocional de sus padres y madres, pagan su cuota ‘assenyada’ para no dejar de ser arte y parte de un sentimiento difícilmente descriptible. Sergi Roberto es parte de ella. Dieciocho años de convivencia, más los que vienen de atrás desde su nacimiento, son muchos. Si ahora sumas a la hija, al hijo, al que está por venir en breve, a la esposa y a los colegas, amigos y conocidos en todos estos años de moverte por el mundo, más de un carnet y una afiliación emocional ha sumado el que hasta el 30 de junio era uno de los capitanes del primer equipo masculino de fútbol. El que se ‘mojó’ por ellas en un momento muy complicado, dicho sea de paso. Tuvo poca visibilidad pero ahí estuvo. No lo olviden.

Sabe lo que es el Barça. Y en sus últimos tiempos en el club, un entrenador de consenso llamado Xavi que llegó para calmar las aguas, le dijo que era tan importante abriendo la taquilla del recién llegado como tapando agujeros en el césped. Los brazos a los que llegan los abre el que siente, padece y se parte el alma en esta santa casa. Que se lo digan a los que hoy ya son arte y parte. A los Fermín, Lamine Yamal, Cubarsí (l’abraçada que li vas fer la tinc gravada, nen), los ya veteranos Gavi y Pedri y a los que iban a entrenar con los mayores sabiendo que tenían pocas o nulas posibilidades de llegar. Que se lo digan a los que, en Miami, se han acordado de ese tipo cargado de ‘seny’ y con una historia personal que le hizo ser, en parte, como es. Qué no habrán vivido los Busi, Alba y Leo con Sergi Roberto. Siempre un paso atrás. Siempre prudente. Siempre empático. Siempre a punto. 

Todo me saltó por los aires aquella noche de la remontada ante el PSG. Tengo un elevado autocontrol, fruto de ciertas locuras del pasado y un raciocinio heredado de mi padre, que se vino abajo cuando llegó ese gol. Lo lloré y lo grité todo desde el alma. Hay algo que nos une a los barcelonistas que va más allá del ADN y que es más simple que los cientos de miles de análisis que nos acompañan en el camino. Es la familia que formamos más allá de la sangre. Es el ‘som’ y ‘serem’. Es la historia vivida o contada por los que la hicieron. En plural lo escribo. Y Sergi Roberto es uno de los nuestros, el que también representa al culer contenido, trabajador, recogido -nunca encogido- en el caparazón que sirve de escudo para los ataques constantes de los que ya sabemos y a los que, por desgracia, no deberíamos acostumbrarnos.

Cuando una suma años, canas y más ganas de vivirlos y peinarlas, tiene días en los que las teclas corren en paralelo a los sentimientos. Ver a Xavi, Puyol, Piqué y Sergi Roberto abrazados ante las cámaras me llena de emoción y de una nostalgia que cada vez suma más adeptos. No sirve para ganar títulos pero sí para acrecentar el orgullo de pertenencia. El de los que aún vemos el brazalete de Puyol cuando encendemos la ‘tele’ y, a la par, consideramos que Ter Stegen es un digno sucesor de los grandes capitanes. El Barça es un club transversal que se adapta encantado a la realidad social que le depara el presente. Sergi Roberto habla un idioma que sólo el futbolista con raíces e inteligencia emocional sabe transmitir. Por eso escribí hace unos meses que sumaba mucho más que restaba en este vestuario. En su caso no se ha hecho de la necesidad, virtud. Qué lástima.

Xavi y Piqué, presentes en el acto de despedida de Sergi Roberto

Xavi y Piqué, presentes en el acto de despedida de Sergi Roberto / David Bernabeu

La postdata fría: El centrocampista deja el club después de 18 años, 373 partidos y 25 títulos.