Salvar al soldado Xavi

Xavi deja el campo tras caer ante el Amberes

Xavi deja el campo tras caer ante el Amberes / Javi Ferrándiz

Lluís Carrasco

Lluís Carrasco

Si les tengo que ser sincero, y a diferencia de la obra maestra de Steven Spielberg donde un Tom Hanks excelso tiene la sacra misión de salvar a un no menos brillante Matt Damon encarnando al soldado Ryan, en el caso de la guerra en la que el Barça está inmerso, no sé quién debe salvar a Xavi Hernández, pero sí sé que necesita ayuda, y ésta ya resulta urgente.

La guerra en la que estamos no comienza con la degradante derrota de Amberes (que lo fue), lugar por otro lado de históricas batallas, sino en lúgubres despachos de la capital del reino donde presidentes de albina presencia son capaces de mover los hilos jurídicos, políticos y periodísticos más invisibles y poderosos sin rubor ninguno y manejar a manotazos los intereses propios, que ahí poco tengo que decir, pero también los ajenos o de sus más directos rivales, lo cual ya resulta mucho más inquietante.

Y tras este hecho innegable y determinante, internamente y entre nuestras tropas tampoco estamos mucho mejor, ya que cualquier culé que se precie sufre la situación que está atravesando Xavi Hernández, y la sufre por estima, por apego y por complicidad de colores. La sufre porque lo adoró como jugador y apostó por él, aunque hoy lo niegue, y lo hizo de forma desbocada y convencida cuando Laporta le encomendó la preciosa y precisa misión de devolvernos a nuestro lugar en el olimpo del juego y la excelencia sobre el verde.

Pero todo se ha torcido, y hoy, aunque nos pese y nos duela, que lo hace, el Xavi locuaz, divertido y distendido, el Xavi seguro y convencido, se muestra tanto en su presencia verbal como no verbal, angustiado, incómodo y superado. Que el entorno del mejor equipo del mundo no es fácil, era sabido. El Barça no es sencillo. El Barça es un club en el que, como entrenador y ante el triunfo, el país escupe los ciudadanos a las calles inundándolas de vítores y alabanzas hacia tu persona como si fueses el artífice del final de una guerra mundial, pero que, en sentido contrario y si pierdes, te parece que hasta las ramas de los árboles parecen señalarte como culpable de alguna cosa. Esa es la grandeza y esa es la miseria del F.C. Barcelona, y ambas realidades se han de aceptar al asumir el cargo de dirigir sus huestes deportivas.

Conscientes de ello, su presidente acompañado de sus más próximos colaboradores, no ha cesado de buscar recursos que faciliten no solo el devenir de la entidad, sino la competitividad del primer equipo: Emiratos árabes, México, EEUU, Arabia saudita… Cualquier mercado está siendo peinado buscando recursos que ayuden al Barça en sentido amplio y a Xavi en sentido estricto, y ha llegado un momento en que uno tiene la sensación de que más que un presidente dando la vuelta al mundo como Willy Fogg, el Barça necesitará que Laporta se convierta en Willy Wonka, un mago que transforme tanta amargura en dulce chocolate, y no sé si ya es mucho pedir, pero sí sé que lo intentará.

Por cierto, el soldado Ryan se salvó. Le deseo a Xavi la misma suerte.